La revista Vanity Fair lo ha llamado el "joven Kennedy que encandila a Francia". Se trata del centrista independiente Emmanuel Macron, quien con sólo 39 años ahora aparece como el candidato con más posibilidades de ganar las disputadas elecciones presidenciales de este año en Francia, según reveló un sondeo publicado ayer (ver recuadro). El ex ministro ha visto mejorar sus opciones tras los problemas que enfrentan dos de sus principales rivales, el derechista François Fillon y el socialista Benoît Hamon.
Fillon, inmerso en un escándalo financiero por un presunto empleo ficticio de su esposa que investiga la justicia, denunció ayer "un golpe de Estado institucional" de la izquierda contra su candidatura. El candidato de Los Republicanos era favorito hasta la semana pasada, pero ha visto caer su popularidad a medida que pasan los días. Sin embargo, prometió que luchará "hasta el final" y descartó retirar su candidatura.
Por su parte, Macron enfrenta la rebelión de una veintena de parlamentarios fieles a Hollande, quienes dijeron que no apoyarán su campaña, por considerar que supone un giro izquierdista incompatible con la tradición del partido.
Ambos hechos parecen haber catapultado las opciones de Macron. El ex ministro de Economía del gobierno de François Hollande fue, sin duda, el personaje más peculiar de su gabinete. Fichado por el mandatario en 2014 con la misión de impulsar un giro liberal en la política económica, su currículum genero incomodidad entre los izquierdistas del partido, que se bloqueaban con la experiencia del nuevo y joven ministro como banquero de negocios de la firma Rothschild. Desde entonces, para sus detractores se convirtió en "Macron el banquero".
Cuando empezaba a ser considerado el miembro más popular del gobierno de Hollande, entre otras cosas por sus críticas constantes a doctrinas de la izquierda, como la semana laboral de 35 horas y el impuesto sobre el patrimonio, Macron decidió abandonar el gobierno. Lo hizo en agosto pasado para lanzar su movimiento ¡En Marcha!, nombre elegido en función de sus iniciales. "Mi objetivo no es unir a la izquierda o unir a la derecha, sino unir al pueblo francés", aseguró en noviembre, al presentar su candidatura presidencial.
Desde entonces, Macron ha desafiado las predicciones que advertían sobre su falta de experiencia y no contra con una maquinaria partidista. "Macron causa furor, no es flor de un día", aseguró Laurent Bouvet, un catedrático de la Universidad de Versalles. "Algunos votantes se ven atraídos por su juventud y su condición de independiente. Pero otros sólo tienen curiosidad por esa sensación", agrega. "El problema con Macron es que los todopoderosos de París le han dicho que es el futuro Kennedy y él ha acabo creyéndoselo", dijo un parlamentario socialista al diario Libération.