Una casa en un terreno de 5.000 m2 con piscina, jardines y quincho, ubicada en Vitacura, Las Condes o Lo Barnechea, fluctúa entre los $1.160 y $ 2.400 millones si se quiere comprar. Es decir, entre 50 mil y 103 mil UF. Contrastes en precios de viviendas se pueden encontrar en otras comunas del Gran Santiago, pero no con similares características. Sin embargo, en las afueras de Santiago, en una localidad que hace un par de años empezó a sacarse el polvo rural, los capitalinos pueden encontrarse con sorpresas: en Buin, 34 kilómetros al sur de Santiago, esa casa, sobre ese terreno, no sobrepasa los $400 millones (19 mil UF).
Hace siete años, desde que se le hizo la modificación número 73 al Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS73) esta comuna -al igual que Paine y las Provincias de Melipilla y Talagante- se incorporó a la geografía regional, así, que las inmobiliarias volcaran su mirada sobre esos predios. Hoy no sólo hay 18 proyectos de condominios en construcción, sino que se está conformando un nuevo barrio periférico, con un perfil que se asemeja a lo que hace 10 años empezó a conformar Chicureo, en Colina. Este nuevo barrio no se concentra en una zona, sino que en los alrededores, especialmente, hacia el sur y la precordillera.
El jefe de proyectos de AGS Visión Inmobiliaria, Esteban González, explica que en esa comuna existen condominios de alto estándar, pero cuyas casas no superan las 5.000 UF. "Son los más caros, como el Club de Golf Las Araucarias y Alto Sacramento", explica González, mientas que el gerente general de Georesearch, Daniel Encina, añade un dato más: "Las personas de más altos ingresos prefieren vivir en parcelas, antiguas segundas viviendas de capitalinos que familias están vendiendo en $ 400 millones", asegura.
Son las familias las que valoran vivir en un ambiente de campo-ciudad; es decir, en medio de la naturaleza, pero lejos de los tacos urbanos. Además, con buenos equipamientos educacionales, cerca de dos autopistas y de un medio de transporte público, como el Metrotrén, que con tres estaciones -Buin Zoo, Buin y Linderos- acerca a los nuevos vecinos con la capital. "En 15 minutos puedes estar en La Florida, donde hay conexión con dos líneas de Metro", explica González.
Hoy, Buin cuenta con más de 80 mil habitantes (en 2002 eran más de 63 mil), y en Georesearch aseguran que el grupo socioeconómico alto ha aumentado casi el doble de lo que había en 2002. "Eso, en hogares, significa haber pasado de 16.500 a 23 mil hoy", indica Encina. Sin embargo, los proyectos inmobiliarios que se erigen darán cabida a varios segmentos. "Buin es un muestreo de nuestra sociedad. Hay proyectos para todo bolsillo y de inmobiliarias tan variadas como Maestra, Ignacio Hurtado y Galilea", explica González, de AGS Visión Inmobiliaria.
LA CAFETERIA
Entendidos en urbanismo y gentrificación -el proceso de recuperación de barrios degradados, que se da con la llegada de habitantes con mayor poder adquisitivo- coinciden en que desde el momento en que se instala un buen café en una zona donde no es común ver uno, empieza a cambiar la fisonomía de un lugar.
A Buin llegó hace un año Casa Villaseca, una cafetería que, además, es tienda de diseño y lugar para talleres de arte. Su dueña, Andrea Riedel, quien vive en Huelquén, instaló este negocio -"muy en la línea del Barrio Italia"- en una casona de comienzos del siglo XX. "Está en un barrio tradicional, a 20 minutos al sur de la plaza. Cuando me puse acá, inauguraron tres cafés más, una señal de que en Buin están surgiendo alternativas para comer, reunirse y comprar sin tener que ir a Santiago", dice.
Encina explica que esta comuna es una de las nuevas zonas de fuga del ABC1 de Vitacura, Providencia, Las Condes y Lo Barnechea. "Este segmento es migrante y está buscando siempre calidad de vida. Esta zona responde a esa demanda" , señala.
Alejandra Gomien es una de ellas. Hace menos de dos años llegó al condominio Tierra Buena, en Linderos, localidad perteneciente a la comuna de Buin, y que se caracteriza por contar con terrenos de 5.000 m2 y casas de 250 m2. "Mi hermana se vino a vivir acá y yo quería que mi hija de ocho meses estuviese en contacto con sus seis primos. Ahora tenemos una vida mucho más familiar", cuenta.
De a poco, estos nuevos habitantes han ido empapando a la comuna de tradición campesina de algunos de los caprichos citadinos, como modernos salones de belleza y restaurantes de especialidad japonesa, peruana e italiana. Carola Hasbún es dueña del salón de belleza "En Gracia", que está en uno de los dos strip centers al norte de Buin. "Es la única que ofrece un servicio especializado de manicure y pedicure", dice Hasbún. Ella misma cuenta que la mayoría de los nuevos habitantes tiene a sus hijos en colegios de buen nivel, como el Campanario o el San Isidro. "También hay quienes los llevan al San Francisco de Paine, que queda a 11 km, no más de 20 minutos de Buin, y que pertenece a la red EducaUC", explica.
Con este nuevo movimiento, los buinenses han visto cambiar el panorama en su antigua localidad. Ingrid Schaa, oriunda del lugar y dueña de la Pastelería Holzer, afirma que las transformaciones se perciben en el aire. "Buin se ha vuelto más santiaguina. Ahora la gente no se conoce y hay más vehículos y condominios", asegura. Y agrega: "Ya comenzaron los atochamientos en sus calles interiores". Algo que corrobora otra vecina que lleva 20 años en el sector. "En la tarde, algunas calles colapsan y no vemos obras de mitigación vial de los conjuntos de casas", asegura Carolina Venegas.