Un equipo de arqueólogos neozelandeses buscará en la Antártica dos cajas de un tipo especial de whisky de malta escocés que ya no se fabrica enterrado desde hace un siglo bajo el hielo, informó este lunes la prensa local.

Los científicos, miembros de la Sociedad para la Conservación del Patrimonio Histórico de la Antártica de Nueva Zelanda, emplearán herramientas perforadoras especiales para taladrar el hielo sin dañar el tesoro alcohólico.

Se trata de dos cajas de whisky de la carísima marca McKinlay & Co pertenecientes al explorador irlandés Ernest Shackleton, que entre 1907 y 1909 fracasó en varios intentos por ser el primero en llegar al Polo Sur.

En 2006, dos arqueólogos las descubrieron atrapadas en el hielo debajo de una tienda de campaña que construyó la expedición de Shackleton.

Cuando sean recuperadas, las cajas y las botellas serán trasladadas a Nueva Zelanda, donde se les restaurará antes de que vuelvan a ser depositadas en el campo de la Antártica, en el mismo sitio en el que las dejaron los exploradores, como obliga el tratado de conservación histórica firmado por los doce países que coadmnistran el continente helado.

Sin embargo, la destilería escocesa Whyte & Mackay, que distribuye la marca McKinlay, reclaman su derecho a que les sea entregada una botella o al menos una muestra del whisky.

Incluso se plantean analizar su composición para intentar recrear la mezcla, mientras el líder de los arqueólogos, Al Fastier, afirma que no quiere probarlo.

La expedición de Shackleton se quedó sin provisiones cuando se hallaba a 160 kilómetros del Polo Sur, aunque algunos de sus hombres sí consiguieron llegar al punto magnético y llevaron a cabo importantes trabajos científicos.

El punto más meridional del planeta fue alcanzado por primera vez dos años más tarde, en 1911, por el noruego Roald Amundsen.