India y China han resucitado la pugna por una parte del Himalaya. A mediados de junio, Beijing envió a trabajadores a extender un camino sin pavimentar en la meseta de Doklam, un pequeño territorio de 34 kilómetros controlado por China pero que reclama el reino de Bután, principal aliado de India. Ante la amenaza, Nueva Delhi decidió actuar y envió a 270 soldados al sector con el objetivo de paralizar la carretera. Desde entonces, la tensión entre las dos naciones más pobladas del mundo no ha cesado y ninguno quiere retroceder.
Dolkam tiene un gran valor estratégico para India, ya que se encuentra cerca al corredor Siliguri, el denominado "cuello de pollo" que conecta los estados del noreste del país con el resto de territorio. China podría llegar a bloquearlo y apropiarse de esa zona en una eventual guerra, dividiendo a India. La escalada de tensiones trae recuerdos de la guerra que tuvieron ambos países en 1962 y los enfrentamientos militares de 1967 en esa área. Ahora, tras más de 50 días de tensiones, existen temores de que vuelva a ocurrir un conflicto entre ambas partes.
Sin embargo, quien ha quedado en medio de estos dos rivales es el reino de Bután. El pequeño país de 800.000 habitantes, escondido entre montañas del Himalaya y sin salida al mar, tiene un Tratado de Amistad con India desde 2007, un acuerdo renegociado tras el de 1949. India, que entrena y paga los salarios del Real Ejército de Bután (RBA), dice estar actuando en Dolkam en nombre de Bután, pero el país ha evitado decir si pidió a su vecino actuar en esa zona.
De acuerdo a The New York Times, sus habitantes no se sienten así. "Muchos sospechan que India ha tratado de bloquear los esfuerzos de Bután de establecer relaciones diplomáticas y expandir el comercio con Beijing, temiendo que un acercamiento podría eliminar el tapón estratégico que Bután proporciona", señala el periódico.
Bután se abrió hace poco a la civilización. Hasta 1960 permaneció cerrado al exterior, no tenía carreteras ni moneda. El primer banco abrió hace menos de 50 años, los turistas están limitados a 20.000 al año y Internet y la televisión sólo fueron permitidos en 1999. Los ingresos del pequeño país se deben principalmente a las exportaciones de electricidad a India, además del turismo, aunque, los visitantes internacionales que vienen de afuera de la región del sudeste asiático deben pagar por adelantado unos US$ 250 al día.
El objetivo de este pago es evitar la invasión de turistas, como lo que ocurre con su vecino Nepal. De acuerdo al Times, por primera vez el año pasado más visitantes llegaron desde China -que debe pagar por la visa diaria- que de cualquier país, incluso India, que no efectúa el pago. La fascinación de China por el pequeño país fue a raíz de que una de las estrellas de cine más grandes de Hong Kong se casó en ese lugar en 2008.
El país es conocido porque no mide su riqueza por su crecimiento económico, sino por su índice de Felicidad Nacional Bruta. En 2006, el rey Jigme Singye Wangchuck abdicó y dejó a su hijo en el cargo. Y en los últimos años, el país se ha modernizado. Su nuevo rey, Jigme Khesar Namgyal Wangchuck, el "rey dragón", fue educado en Oxford y tiene un gran respaldo popular. En 2011 se casó con Jetsun Pema, una plebeya hija de un piloto aéreo. Éste ha optado por la monogamia a pesar de que su país permite que se case con más de una mujer. El año pasado, la pareja tuvo a su primer hijo.
Además, el rey tiene gran presencia en redes sociales. Sus actividades diarias son informadas por su página oficial de Facebook.