Oxford, 1930. Llegan de la misa de las siete y C.S. Lewis toma desayuno en la casa de su amigo J.R.R. Tolkien. Hojean el diario y casi al mismo tiempo se detienen en la página del puzzle. Ambos profesores de la universidad de Oxford comparten la misma opinión: la mayoría de las noticias son triviales y la verdad sólo está en la literatura. Ambos, a su manera, llegarían lejos en el ámbito cultural.

C.S. Lewis, autor de la serie Las crónicas de Narnia fue un gran promotor de la publicación de El señor de los anillos e incluso postuló en 1961 a Tolkien al Premio Nobel. "Esto es un golpe del hacha junto a las raíces", le dijo Tolkien a su hija el día de la muerte de su amigo Lewis, el 22 de noviembre, de 1963.

Mañana se cumple medio siglo de su fallecimiento y su obra, de alguna forma, siempre estuvo a la sombra de Tolkien. A pesar de todo, el universo fantástico de Narnia tiene sus propios récord desde su aparición en 1950: la saga de siete libros ha vendido 100 millones de ejemplares, en 2005 alcanzó popularidad mundial con la llegada al cine de El león, la bruja y el ropero,  dirigida por Andrew Adamson. Disney, la compañía a cargo de la serie buscaba replicar el éxito logrado desde el 2000 con Harry Potter y El señor de los anillos.

Las siguientes adaptaciones de Narnia fueron El príncipe Caspian (2008) y La travesía del viajero del alba, en 2010. Esta última fue producida por Fox y no por Disney, pero en algún momento ninguna de las dos compañías le vio más futuro comercial a la saga. A mediados de 2014, y contra todo pronóstico, Fox y Walden Media comenzarán a trabajar en una  adaptación de La silla de plata, cuarta parte de la serie.

TODO ES CRISTO

Nació en Belfast, Irlanda del Norte, en 1898, como Clive Staples Lewis. Su padre era un abogado y su madre murió cuando el escritor tenía 10 años. "C.S. Lewis es una de esas figuras de las que todo el mundo ha oído hablar, pero que pocos saben quién era", dijo esta semana a la BBC Wendy Langham, organizadora en Belfast del festival que celebra la figura de su hijo ilustre.

Poco tiempo después de la muerte de su madre, el escritor (en ese entonces ateo) se interesó en la mitología y el ocultismo. En 1917 ingresa a estudiar a Oxford, donde diez años después y ya  como profesor de literatura, conoce a su compañero de ruta, J.R.R. Tolkien. En la ciudad universitaria Tolkien haría su labor: influyó en la conversión de Lewis a la fe cristiana. Pero el autor de Narnia no se haría católico como Tolkien, sino que protestante. Con el paso de los años, esto sería una materia de discusión entre ambos.

Con 41 años, en 1939, Lewis comenzó la escritura de la saga de Narnia con El león, la bruja y el ropero. La historia la protagonizan cuatro niños que a través de un armario entran al mundo de Narnia: un universo protegido por el león Aslan. A lo largo de siete títulos hay anillos mágicos, cavernas profundas y combates entre el bien y el mal.

Hoy, la saga completa es editada por el sello Destino (Planeta), pero en Chile, desde la década del 90, la editorial Andrés Bello se encargó de traducir y hacer circular cada tomo.

A FAVOR Y EN CONTRA

"Son malos y desagradables", dijo esta semana el escritor inglés Philip Pullman sobre los volúmenes de Las crónicas de Narnia al diario The Guardian. "Tiene cosas terribles como el racismo, la misoginia y un profundo conservadurismo cultural", agregó el autor de la trilogía infantil La materia oscura.

En 1954, Lewis cerró su heptalogía con La última batalla. Cinco años después respondía así la carta de un admirador: "Toda la historia de Narnia se refiere a Cristo". A la par de la creación de un mundo mágico, Lewis es locutor radial, crítico literario y difunde sus principios religiosos en títulos como Cartas del diablo a su sobrino o Mero cristianismo. Este último ejemplar es un longseller en Estados Unidos. "Es una especie de Suma Teológica del mundo protestante", dice su biógrafo A.N. Wilson. "Su lectura da una inexplicable sensación de gratitud", dijo a The Guardian la autora británica Zadie Smith.

En 1961, Lewis publica Una pena observada, donde relata la experiencia tras la muerte de su esposa, la poetisa Helen Joy Gresham. Es un libro sobre el dolor y el enigma de la fe, adaptado al cine en 1993. Ahí Anthony Hopkins interpreta a Lewis como "Jack". Así es como Tolkien llamaba a su amigo.