Los hijos de los soldados estadounidenses requirieron atención de su salud mental como pacientes externos dos millones de veces el año pasado, el doble que al comienzo de la guerra de Irak. También hubo un alza alarmante en el número de hijos de militares hospitalizados por motivos mentales.
Documentos internos del Pentágono revelan los aumentos, que tienen lugar en momentos en que los servicios armados libran guerras en Irak y Afganistán y tienen escasez de terapeutas.
Entre el 2007 y el 2008, un 20% más de niños de soldados en servicio activo fueron hospitalizados en servicios de salud mental, indican los documentos. Desde la invasión de Irak en el 2003, las hospitalizaciones entre los hijos de militares aumentaron el 50%.
SALUD MENTAL
El número total de visitas a especialistas de salud mental para hijos de soldados -hombres y mujeres- en servicio activo se duplicó de un millón en el 2003 a dos millones en el 2008. Durante el mismo período, los días de internación para hijos de militares de 14 años o menos subieron de 35.000 a 55.000, revelan los documentos.
En total, el número de hijos y cónyuges de personal activo y de efectivos de la Guardia Nacional y Reservas en busca de cuidado a la salud mental ha aumentado paulatinamente a medida que los militares lidian con las guerras en Irak y Afganistán. El aumento del año pasado en las hospitalizaciones de niños coincidió con el refuerzo de decenas de miles de soldados en Irak.
Pero los motivos del aumento en los tratamientos no se deducen claramente de los documentos. Además de la repercusión de misiones repetidas en zonas de guerra -y la severa recesión económica que ha afectado a todas las familias en Estados Unidos, los militares han estimulado a los familiares de los soldados a buscar ayuda para su salud mental cuando lo necesiten.
GUERRAS
De todos modos, las estadísticas parecen reforzar las preocupaciones de los líderes militares y de organizaciones familiares privadas sobre las repercusiones de las guerras. Además de las dificultades de la separación, algunas familias deben enfrentar la muerte de sus seres queridos o su retorno heridos.
Las familias de los militares se cambian de casa, en promedio, casi cada tres años, otra fuente de estrés.
"Las familias del ejército están tensionadas y estresadas", dijo Sheila Casey, esposa del general George Casey Jr., jefe del estado mayor del ejército, a un panel del Congreso el mes pasado. "Y a menudo me he referido a ellas como la parte más vulnerable de la fuerza".
ESTRES SICOLOGICO
Las evidencias de violencia familiar y descuido de los hijos entre familias de militares, como también un aumento de suicidios, abuso del alcohol y casos de estrés postraumático son todos signos preocupantes, agregó la señora Casey a un subcomité de servicios armados en el Senado. Ella y las esposas de otros militares dijeron en su testimonio que acceder al cuidado de la salud mental constituye un problema.
En campamentos de verano organizados por la Asociación Nacional de Familias de Militares para unos 10.000 niños, en su mayoría de soldados en misiones, ha habido más informes anecdóticos este año de jóvenes que toman medicamentos y que revelan síntomas de nostalgia del hogar, ansiedad o depresión, dijo Patricia Barron, esposa de militar, que dirige las iniciativas juveniles de la asociación.
Del 20% al 30% de los soldados que regresan de la guerra reportan algún tipo de estrés sicológico.