Ya no sólo los rebeldes sirios son los que combaten en las calles contra el Régimen de Bashar Assad, se han unido, o a veces infiltado con más frecuencia células Jihadistas sunitas extranjeras que tienen el mismo objetivo que los insurgentes locales, pero con motivaciones diferentes. Esta situación se aprecia en el norte del país, la que los insurgentes locales miran muchas veces con recelo.
Los rebeldes sirios afirman derramar su sangre para derrocar un régimen despótico, mientras los combatientes extranjeros declaran que con su Jihad (guerra santa de los musulmanes) pretenden sacar del poder a los alauitas, vertiente del islam a la que pertenece Assad, a los que consideran apóstatas.
En Bab al Hawa, un puesto fronterizo con Turquía tomado la semana pasada por el Ejército Sirio Libre (ESL, compuesto en su mayoría por desertores del ejército regular), llegaron decenas de combatientes provenientes de países árabes o musulmanes.
Entre ellos hay quienes declaran venir de Argelia, Marruecos, Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Egipto, Libia o Túnez, así como de las distantes Chechenia (una república de la Federación de Rusia) o Somalia.
Desde el inicio de la insurrección en marzo de 2011, el régimen sirio, para demostrar que el movimiento no era más que un complot del extranjero, acusó a los rebeldes de acoger a los combatientes de Al Qaeda.
Es muy difícil conocer el número exacto de combatientes extranjeros, o de Jihadistas, en el territorio sirio, pero es seguro que los rebeldes sirios no quieren admitir que estos combatientes tienen un papel importante en la batalla.
En la provincia central de Hama, un rebelde que se presenta como Abu Amar y se dice al mando de 1.200 hombres, declara sin ninguna ambigüedad: "Jamás permitiremos que Al Qaeda se instale aquí y mataremos a esos combatientes si intentan hacerlo. La revolución pertenece a los sirios".
Sin embargo, los testimonios demuestran lo contrario y varios sitios de la red internet publican llamados de islamistas a unirse a las revueltas. Uno de ellos, que se llama "Red de la Jihad mundial", puso en línea en junio un llamado que incitaba a "los voluntarios a unirse a la Jihad en Siria".
En otra página web, Abu Bakr al Huseini, que se presenta como el "emir" del "Estado Islámico de Irak" (ISI), rama de la red Al Qaeda, expresó: "No olvido que debemos estar junto a nuestros hermanos en nuestra amada Siria", añadiendo que el ISI no reconoce "las fronteras artificiales". El grupo libanés Fatah al Islam, también vinculado a Al Qaeda, reivindicó el ataque de un vehículo militar en la provincia septentrional de Alepo.
"Treinta soldados alauitas fueron asesinados en el campo en Alepo", afirmó un comunicado del 18 de junio. El texto describe a los alauitas como "herejes chiitas".
En abril, el jefe de esta organización, Abdel Ghani Jawhar, buscado en Líbano por el asesinato de 14 soldados libaneses en Trípoli en 2007, fue asesinado en Siria.
En un foro de internet, un comunicado de un grupo denominado Ansar al Sham proclama que "el mundo debe saber que Siria ha comenzado a atraer a jóvenes árabes dispuestos a unirse a los revolucionarios y a los combatientes".
El comunicado añade que "nadie tiene derecho a criticar que Siria se haya convertido en un territorio para la Jihad internacional".