Unos amigos se juntan a ver una serie y alguien tose. ¿Qué ve usted? Si la respuesta es "alguien que tose", pues tiene el mismo problema que el elenco de Kuss. Cuatro actores intentan montar un melodrama sirio que encontraron en internet. Su intento es lo primero que el espectador ve al cruzar las puertas del Düsseldorfer Schauspielhaus, en Alemania. El melodrama es típico. Un enredo amoroso en un grupo de amigos donde nadie quiere a quien debería.
Pero el melodrama termina y los actores siguen en escena. Explican que han logrado contactar a la autora del texto y que hablarán con ella a través de Skype, porque en este momento ella está en un campo de refugiados en el Líbano. Sólo entonces ven el problema: la obra no es lo que entendieron. La tos no es tos, es envenenamiento con gas sarín. Y el beso tampoco es beso. Ni la autora lo que parece.
Esta es la historia de Kuss, la obra que Guillermo Calderón presenta hasta el 28 de abril en Alemania. "La idea del montaje es que el esfuerzo de hacer una obra de teatro sigue siendo válido, aunque ese tema sea imposible de abordar", explica el dramaturgo y director.
Kuss es una obra nueva en varios sentidos: es la primera escrita en inglés, la primera en la que se sumerge en el melodrama y la primera sobre un conflicto contingente extranjero. Pero nada de eso le importa tanto a Calderón como el cumplimiento de la motivación política que lo llevó a escribirla.
"Para mí lo más importante es implantar la idea de que se podía hacer una obra sobre Siria desde fuera. Eso para mí, desde el punto de vista político, fue logrado. Eso es una de las cosas que más me gustó, más allá del resultado", cuenta. A la crítica local también le ha gustado su trabajo. "Kuss es una obra crítica e inteligentemente construida", dice en su versión alemana el Huffington Post, que agrega: "Guillermo Calderón ha logrado una pieza políticamente astuta e igualmente divertida y humorística".
Aunque le gustaría, Calderón no tiene claro si traerá Kuss a Chile. El único proyecto que tiene en el país es el guión de la próxima película de Pablo Larraín, sobre el tiempo en que Pablo Neruda vivió clandestino.
Ya terminó una versión. Y ahora se reunirá con Pablo y Juan de Dios Larraín (productor de la cinta), "a ver cómo está el proyecto, hasta dónde quieren llevarlo", cuenta al teléfono desde Nueva York, donde vive buena parte del año.
Calderón aceptó la propuesta del cineasta por el interés que tiene en Neruda. Cuenta que siempre le gustó su obra y su figura y que encontró en esta oferta la posibilidad de releerlo.
"Neruda es un tipo tan especial que se presta para ser caricaturizado. Este guión no pretende humanizarlo, sino mirarlo desde hoy y que esa mirada lo haga más complejo. La idea es trazar su vida y a él como persona con un trazo mucho más fino, específico, teñido por dónde estamos hoy. No pretende ser una biografía de Neruda, que uno vaya a descubrir quién era, sino que uno vaya a descubrir cómo es hoy Neruda", explica.