El presidente de México, Felipe Calderón, defendió este viernes su estrategia de combate frontal al narcotráfico y rechazó que la solución sea cerrar los ojos y cruzar los brazos ante el crimen organizado.
"Es inadmisible suponer que cerrando los ojos y cruzándose de brazos, como algunos pretenden, este problema se va a resolver", dijo Calderón en una reunión con embajadores y cónsules de México, en la que participaron analistas como Joaquín Villalobos, ex dirigente de la guerrilla salvadoreña.
Calderón estableció desde el inicio de su gestión de seis años una guerra frontal al narcotráfico, con el envío de 45.000 soldados y 20.000 agentes federales a zonas conflictivas, que a tres años es criticada por analistas que consideran que no ha dado resultados positivos y sí dejado una estela de muerte, con 16.000 víctimas.
"Esto es un problema grave en donde el Presidente de la República va a estar al frente, y que va a implicar costos y costos severos", dijo el mandatario al explicar que no se va a resolver en el corto plazo, que se destinará más presupuesto y que, "por desgracia", cobrará vidas humanas.
Calderón instruyó a los diplomáticos de su país a hablar bien de México a fin de quitar la imagen errónea que se tiene del país en el extranjero.
"Sé que lo que ocurre (...) ha captado la atención de los medios de comunicación, generando percepciones distorsionadas o equivocadas sobre la magnitud de un problema que sí tenemos, pero que es fundamental, precisamente, comprender en su exacta dimensión", afirmó.
El presidente sostuvo que "los mayores atentados a la vida, al patrimonio, a la libertad, a los derechos humanos, no provienen del Gobierno, provienen del crimen organizado".
Críticos de la estrategia del Gobierno mexicano señalan la participación del Ejército en asuntos policiales y destacan los casos de abusos a los derechos humanos.