Tres postales bien podrían ilustrar la huelga nacional de hoy en Argentina. Dos de ellas acompañan esta nota. Una con las calles desiertas de las principales ciudades del país, otra con manifestantes o piqueteros cortando el tránsito en las carreteras y enfrentándose a las fuerzas de seguridad, y una tercera del Presidente Mauricio Macri inaugurando las sesiones del Foro Económico Mundial en Buenos Aires, donde dijo "que bueno que estemos todos acá, trabajando", en una actitud desafiante frente al paro.
Lo cierto es que la huelga nacional de hoy, la 40° desde el regreso de Argentina a la democracia en 1983, y que fue convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT, la mayor central obrera del país y controlada por los peronistas) logró parte importante de su objetivo pese a los esfuerzos del gobierno de Macri por intentar romper al movimiento sindical y animar a hacer todo lo posible por mantener la actividad productiva del país. Un éxito consolidado gracias a la alta adhesión de los gremios del transporte y a la movilización de agrupaciones izquierdistas y piqueteras que bloquearon estratégicas rutas.
"El paro general es contundente", aseguró Héctor Daer, uno de los tres secretarios generales de la CGT, que convocó al acto de fuerza en protesta por las medidas del Ejecutivo. Se trata de la primera huelga general convocada en casi 16 meses de gestión de Macri, que ha apostado por enrielar la economía tras 12 años de gobiernos kirchneristas, pero que aún no logra señales claras de crecimiento.
Eso sí, según el gobierno porteño (afín a Macri), el 80% del comercio abrió sin problemas en la Ciudad de Buenos Aires. A su vez, una encuesta a las pymes citada por el diario Clarín señaló que la asistencia laboral fue de 78%.
La CGT mantuvo un primer período de tregua con el gobierno, pero en marzo decidió convocar a este paro, en respuesta a la pérdida de empleos y de poder adquisitivo. En respuesta, el gobierno apostó por lanzar una ofensiva, al punto que el gobernante llegó a calificar a los sindicalistas de "mafiosos". Una nueva actitud alentada por la multitudinaria manifestación del sábado pasado en apoyo a su gobierno.
"El gobierno tiene la oportunidad de retomar la iniciativa política. Lo que queda por verse es si lo hará profundizando la línea de la "polarización" u optará por negociar desde una posición de mayor fuerza, retomando la idea del "arte del acuerdo", explicó a La Tercera el analista político Rosendo Fraga.
Y dentro de esa línea más ofensiva, la Policía intentó levantar los cortes de carreteras, especialmente en los accesos a la ciudad de Buenos Aires, produciéndose algunos enfrentamientos entre los piqueteros y los agentes antidisturbios.
Poco antes la ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, había ordenado despejar la carretera: "Si no responden, (los agentes) actuarán. Actuar significa desalojar para que la gente pueda trasladarse". Bullrich llamó a la población argentina a salir de sus casas y no dejarse amedrentar por las "mafias" que, aseguró, quieren impedir a la sociedad ejercer sus derechos:
"Salgan a trabajar, en bicicleta, auto, camión, furgoneta, o lo que sea", alentó.
Aparte de la adhesión a la huelga de los trabajadores del transporte público, que provocó la paralización de los servicios de bus, tren y metro en Buenos Aires, fueron cancelados o retrasados hasta hoy todos los vuelos de los diferentes aeropuertos del país. La huelga general tuvo un fuerte seguimiento en sectores como la educación, la salud, la industria o la banca.
La jornada de 24 horas de paro coincidió con la apertura en Buenos Aires del panel del Foro Económico Mundial para Latinoamérica. En la inauguración, Mauricio Macri buscó distanciarse de lo que ocurría en las calles, y sostuvo que "Argentina va a ser el país que más va a crecer en los próximos 20 años".