Las grandes ciudades son las principales emisoras de gases de efecto invernadero (GEI), sindicados como los causantes del calentamiento global, pero también están entre las más afectadas por las consecuencias del fenómeno. La Región Metropolitana no es una excepción. Para 2050 los expertos estiman un aumento de entre 1°C y 2°C en las temperaturas máximas, un 20% menos de precipitaciones y hasta un 14% de reducción anual en el caudal de los ríos. A pesar de que habrá menos lluvias, estas se concentrarán en menos tiempo y generarán menos nieve, porque precipitará con temperaturas mínimas más cálidas, lo que puede provocar inundaciones.

Pensando en los impactos que este proceso generará en la capital, el Centro de Investigación Medioambiental alemán (UFZ) consiguió financiamiento del Ministerio de Medio Ambiente de ese país para realizar un estudio sobre las medidas de adaptación y mitigación que se requieren para la región. Hace dos años llegaron a Chile y junto a la Cepal, el gobierno regional, las universidades Católica y de Chile y el Ministerio de Medio Ambiente se enfocaron en discutirlas y elegir las 14 que fueran factibles de realizar desde el próximo año y que hoy serán entregadas a la intendencia.

Según cuenta Kerstin Krellenberg, coordinadora del proyecto CAS (Climate-Adaptation- Santiago), entre las medidas se incluye la creación de una agencia de gestión del agua que maneje los recursos hídricos para facilitar su uso, de manera de asegurar que todos los sectores que lo necesiten obtengan su cuota.

Esto, porque la escasez de agua en la Región Metropolitana será uno de los mayores impactos que tendrá por el cambio climático. La pérdida de volumen de los glaciares y la escasez de lluvia obligarán a educar a la población en el uso eficiente del recurso, implementando sistemas de reutilización de aguas grises a nivel doméstico y reduciendo la demanda tanto a ese nivel como en la agricultura. De hecho,  datos de la DGA sobre precipitaciones dicen que este último quinquenio la Región Metropolitana registró el período más seco en cien años. Entre 2008 y 2012, las lluvias en la capital totalizaron 1.198 milímetros de agua, el menor nivel desde el período 1908-1912.

Cambio en viviendas

James McPhee, investigador del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la U. de Chile, dice que se espera que los días con más de 30°C aumenten de 55 a 85 al año, en el caso de Quinta Normal, por ejemplo. Situación que se traduce en la formación de islas de calor y, a nivel sanitario, en problemas de salud  pública, sobre todo en la población mayor. Para tratar de disminuir el efecto de la temperatura, el grupo de trabajo propone la adaptación de las construcciones, agregando techos pintados de blanco -que reflecten el calor- o la instalación de techos y fachadas verdes, vegetación que -de ser incluida también en edificaciones aledañas- podría reducir la temperatura de un hogar entre 1 y 2 grados.

También se pide lograr un compromiso con el sector inmobiliario, de manera que cada vez que se construya un nuevo edificio, un área del mismo tamaño sea transformada en un parque y hacer partícipe a la ciudadanía en la creación de nuevas áreas verdes.

Otro ítem es la creación  de una página web, donde se pueda dar seguimiento a los impactos del cambio climático en la región, la que será constantemente actualizada para determinar dónde, por ejemplo, se podrían presentar los eventos de mayor temperatura o inundación.

De acuerdo a la investigadora del UFZ, ya se determinó que el impacto del cambio climático afectará de manera transversal a la región. Así como Lampa, Colina, Pedro Aguirre Cerda y el centro de Santiago serán las más afectadas por el calor; en Lo Barnechea, Pirque y otra vez en Lampa podrían producirse inundaciones, pues el cambio en el uso del suelo ha gatillado la falta de áreas verdes necesarias para detener el escurrimiento de aguas.

Energía

La escasez de lluvias, que se producirán en casi todo el país, provocarán que el sector energético sufra de una disminución en la generación, además de una merma en su capacidad de transmisión que podría llegar al 5%, de acuerdo a Luis Vargas, académico de la U. de Chile. "En ese sentido, la creación de una carretera eléctrica, propuesta por el gobierno, sería una buena iniciativa".

Pero esa no es una de las medidas propuestas por el grupo, que se centró en la educación en eficiencia energética, diversificación de las fuentes de energía y reducción del consumo energético en edificios. Vargas agrega que la necesidad de diversificar las fuentes no sólo será necesaria a nivel doméstico, donde el alza en la temperatura obligará a instalar más sistemas de aire acondicionado, sino también a nivel industrial. "Todos tendrán un aumento en el consumo energético y si Chile quiere ser potencia alimentaria, debe invertir en sistemas de refrigeración más avanzados", dice.