No hay caso con el Quijote de Terry Gilliam. Parece un proyecto destinado a lloverle sobre mojado. A la larga lista de infortunios que ha aplazado su rodaje por cerca de ocho años, hace pocos meses el director había dado luz verde nuevamente gracias a la confirmación de Johnny Depp en el protagónico.
Pero no. El actor debió dar un paso al costado debido a su recargada agenda, que incluye la cuarta parte de Piratas del Caribe, por lo que dejó a Gilliam nuevamente en la orfandad. Pero el director, tozudo como pocos, ya tiene ayuda para llevar el proyecto a buen puerto: Colin Farrell.
El actor irlandés, según algunos medios, sería la alternativa para no detener definitivamente el proyecto de The man who killed Don Quixote. Al menos, eso es lo que quiere Gilliam. Tampoco estarán en esta nueva intentona Jean Rochefort ni Vanesa Paradis, por lo que el de Farrell sería el único fichaje seguro. De momento no se han barajado nombres para los roles de Don Quijote y Dulcinea, pero Gilliam ha reconocido que para el de Dulcinea le gustaría alguien como Penélope Cruz en sus primeros años.
Quien sí se ha ofrecido para interpretar a la dama es la actriz Rossy de Palma quien, si bien no será quien finalmente la encarne, sí tendrá un lugar en el largometraje.
Hace 9 años el director se vio obligado a renunciar al proyecto por una serie de catástrofes que paralizaron el trabajo. "Era como un castigo por todo lo malo que he hecho en mi vida", ha comentado recientemente Gilliam.
Y no le falta razón pues lo que ocurrió bien podría constituir una película por sí solo. Empezando por la paralización el segundo día de rodaje después de una terrible inundación y acabando por los más variopintos fallos técnicos.
El presupuesto inicial que era de unos 40 millones de dólares acabó reducido a 32. A esto se sumó el descubrimiento de que junto al lugar elegido para rodar había un campo de tiro para aviones de la OTAN que imposibilitaba filmar con sonido directo o el que la inundación hubiese destrozado todos los decorados.
Aunque lo peor de todo fue seguramente que Don Quijote (Jean Rochefort) acabó el quinto día de rodaje de camino a un hospital de Francia donde le operaron de una doble hernia, lo que no le permitía montar a caballo.
Ni Deep ni Vanesa Paradis (que interpretaba a Dulcinea) podían esperar a que su compañero se recuperara debido a otros trabajos con los que tenían que cumplir, lo que provocó que la película perdiese su financiación.
Después de esto, es lógico que el director de The imaginarium of doctor Parnassus acabase tirando la toalla. Afortunadamente Gilliam ha decidido retomar lo que dejó y pronto veremos en la gran pantalla al "caballero de la triste figura".