Las bases y decorados electrónicos, en sincronía con su apuesta intimista, seguirán siendo su ley. Pero ahora estarán incluso más presentes que en Panal (2012), el álbum que significó su salto desde las guitarras hasta los timbres sintéticos: de esa forma, con un giro incluso más profundo, asoma el nuevo álbum de Camila Moreno, con fecha de estreno para el primer trimestre de 2015, según adelanta la artista.
"El arte está hecho para provocar y no me olvido de eso", establece en torno a un cambio estilístico que ya es regla y no excepción, y que se materializará en su cuarto álbum, cuya grabación empieza en noviembre y bajo la batuta del mismo productor de su antecesor, Cristián Heyne. Eso sí, una parte de los instrumentos y las voces ya fueron registradas de modo casero.
Con ello, Moreno prácticamente pone la lápida a la chapa folk o acústica que la lanzó al circuito en 2009, con singles como Millones. "No me considero folk, porque es un género que no permite mucha movilidad. Además, te asocia a la guitarra de palo, una cosa un poco pastoril. Los géneros son una estupidez para las mentes cerradas", remata.
En contraparte, aclara que no teme a que su nuevo álbum se estandarice bajo las texturas pop y electrónicas que han caracterizado a gran parte de los nombres trabajados por Heyne en la última década, como Javiera Mena o Dënver. "Hay muchas maneras de ocupar la electrónica", subraya, agregando que el nuevo cancionero no tendrá hasta ahora invitados -"las colaboraciones están hechas por marketing", justifica- y sus letras irán desde la ironía al rechazo a muchas instancias actuales. Por lo pronto, en octubre tocará en España y Brasil.