Dentro de la relación entre músicos y productores de eventos masivos, la negociación por los horarios de cada actuación suele ser un foco de conflicto. No es habitual que los detalles salgan a la luz, pero más de alguna vez uno que otro artista nacional ha hecho sentir su molestia por lo que ha considerado una programación errada o injusta. La última en sacar la voz por este tema fue Camila Moreno, quien ayer decidió cancelar su participación en la próxima Cumbre del Rock Chileno, disconforme con la distribución horaria del evento, tanto para su show como el de otros colegas.
"La seriedad, el respeto y las garantías mínimas para poder desempeñar nuestro trabajo con tranquilidad no se hicieron presentes por parte de la producción del evento", dijo la cantautora anoche en sus redes, en un mensaje que dio luces de las razones que la llevaron a bajarse del festival de este 27 de enero en el Club Hípico.
"Es evidente que el camino independiente en Chile -el artista sin agencia ni sello- es ninguneado y tratado con displicencia en este evento", añadió la solista, que se presentaría a las 16.00 horas en el escenario Víctor Jara, uno de los cuatro que tendrá el festival. Su puesto será ocupado por Lucybell, que tocará en el mismo bloque y escenario que ella dejó vacante, informó ayer la producción.
"Los artistas pueden estar en distintas posiciones en la programación, y de hecho, todos han estado en diversos horarios, partiendo por los más grandes, como Los Tres, Lucybell y Chancho en Piedra. No menospreciamos a nadie ni recibimos presiones de nadie", asegura a La Tercera Juan Andrés Ossandón, director general de la cita.
"La Cumbre, desde siempre, la hemos concebido como un espacio republicano. Como todo festival se trabaja para que las 12 horas de espectáculo sean atractivas y no sólo algunos horarios. En virtud de esto construimos la programación", añade el productor, quien ejemplifica su punto con Lucybell, "una de nuestras más grandes bandas que tocará en ese mismo horario que 'no le gustó' a la artista".
Matices y concesiones
Antes de la autora de Mala madre, otros músicos locales han manifestado su malestar con los horarios que se les asignaron en ciertos espectáculos. En 2011, por ejemplo, en el cierre del Día de la Música en el Parque O'Higgins, el grupo Guachupé alcanzó a tocar una canción antes que la producción cortara el sonido. Los músicos reclamaron desde el escenario y el show terminó con serios desmanes en el recinto. Más recientemente, en el último Lollapalooza chileno, Álex Anwandter pidió más presencia nacional en la cita y se despidió con un "nos vemos en siete años más, cuando a estos hueones se les ocurra invitarme de nuevo".
"Yo entiendo a Camila, que probablemente tenía presupuestado un show más estelar, al igual que nosotros, que nos tocó un horario terrible", dice Denisse, vocalista de Aguaturbia, uno de los grupos de mayor trayectoria de esta edición de la Cumbre, con una actuación fijada para las primeras horas del evento (14.50). "Pero en Chile uno tiene que aprender a hacer muchas concesiones, tanto de horarios como en cuanto a puesta en escena", agrega.
Una visión más matizada expresa Don Rorro, vocalista de Sinergia, banda que en otras ediciones de la cita ha actuado a media tarde, pero que este año saltó a un horario más vistoso (21.05). "Uno tiene la decisión de estar o no en un evento en determinado horario, pero no se puede poner a todos los artistas a la misma hora habiendo una jornada tan larga. El problema de fondo es que necesitamos más eventos masivos de música chilena, para que el tema de los horarios no sea tan determinante".