Colo Colo tiene algo para celebrar. Al fin. Algo tangible, algo de metal. Un título, una copa. Eso que siempre se le exige al equipo albo, sea cual sea el escenario, juegue quien juegue con su camiseta. Es verdad que no estaba en la lista de prioridades al inicio del semestre, del año seguramente, pero se celebra igual en las filas del Cacique, porque el recuerdo del inicio desastroso del actual proceso parece algo tan lejano como intrascendente.
Colo Colo gana la Copa Chile 2016 y lo hace con propiedad. Poniendo en la cancha todo su peso histórico frente a un Everton que nunca, pero nunca, puso en peligro la opción del cuadro capitalino. El marcador lo dice todo: 4-0. Rotundo. Y pudo ser mayor después de un primer tiempo que los blancos se llevaron por 3-0.
La ausencia de Jaime Valdés ni se notó. Pablo Guede, ya consagrado frente a su fanaticada, dispuso su esquema habitual. Con tres zagueros, con dos barredores en el centro de la cancha (Gabriel Suazo y Esteban Pavez), un enganche y dos delanteros. Y claro, lo más importante, dos extremos dominadores de toda la banda, especialmente la izquierda, donde Martín Rodríguez, quizás el mejor jugador de Colo Colo en la segunda parte del año, impuso sus fintas e ingenio.
Rodríguez es el mago, secundado en esa faceta por Ramón Fernández, pero la contundencia tiene otro nombre. Se llama Esteban Paredes. El autor de un doblete que definió al ganador desde muy temprano. A los 37 y a los 38 minutos, el capitán del Cacique cerró una diferencia irremontable, que a los 25 ya había abierto el uruguayo Octavio Rivero.
En Everton, obviamente, la molestia era evidente antes del descanso. No sólo por el opaco rendimiento y la desventaja, sino también por cobros del árbitro Julio Bascuñán que encendieron el ánimo del cuadro viñamarino. Dos penales que el juez desestimó, sobre Cerato y Rodríguez. A la hora de analizar el juego, sin embargo, los reclamos sólo sonaban a excusas o impotencia de ver escapar una final.
El abrumador dominio de Colo Colo se mantuvo. Incluso con los albos bajando un poco su intensidad y dejando venir a los viñamarinos, estaba claro que el duelo dependía completamente de lo que hiciera el conjunto popular. Ni siquiera la lesión de Paredes (un pinchazo en la pierna izquierda que también preocupa a la Selección que va a China) y su salida obligada alteró el plan de Guede.
No sólo eso, la ganancia del Cacique se reforzó gracias a una genialidad del Tin Rodríguez. Le dislocó la cadera a Velásquez, se ganó línea de fondo y puso el balón en la cabeza de Fernández. Golazo. Firma de una victoria que, en realidad, hace rato estaba sentenciada.
Porque Everton, para pena de sus seguidores, llegó a Santiago por cumplir. Posiblemente con el deseo de dar una sorpresa, pero sin las armas para concretar el sueño de un título. A los Oro y Cielo, en todo caso, les queda el consuelo no menor de ir a la Copa Sudamericana 2017. Un premio más que festejable en Viña, después de un regreso al fútbol de Primera División de regular para abajo.
¿Colo Colo salva el año con la Copa Chile? Eso se puede discutir. Lo más importante para Guede y sus pupilos es que se ganaron el derecho de un desafío mayor, la Libertadores 2017. Eso vale mucho y conlleva una gran responsabilidad. Más que nunca, el Cacique no puede perder el tranco. Se ganó el derecho a querer más.