La política comercial de Chile registró un nuevo hito esta semana con la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), considerado el mayor tratado multilateral de los últimos 20 años, al abarcar un 40% del Producto Interno Bruto global.
Mientras el gobierno ha destacado los beneficios que este pacto tendrá para la economía local, especialmente para el sector exportador, algunos parlamentarios y representantes de la sociedad civil han manifestado su rechazo por sus supuestos impactos negativos, como una potencial alza en el precio de los medicamentos.
El canciller Heraldo Muñoz, quien encabezó la delegación nacional que viajó a Auckland, Nueva Zelandia, para la ceremonia de suscripción del convenio, cree que esta oposición al TPP podría deberse a que, en los inicios de las tratativas, se plantearon propuestas que eran inaceptables para el país. Sin embargo, el ministro resaltó que los elementos más controvertidos fueron excluidos del documento final.
La autoridad confidenció que, poco antes del término de las negociaciones, en octubre del año pasado, viajó con Rodrigo Valdés, el ministro de Hacienda, a Washington, donde se reunieron con el vicepresidente Joe Biden y el representante de Comercio, Michael Froman, para hacerles saber que Chile no participaría del TPP si el texto incluía puntos que afectaran sectores sensibles para el país, como el de los fármacos. En este caso particular, el canciller subrayó que el tratado no elevará el costo de estos productos y que, prueba de ello, es la resistencia expresada por las grandes compañías farmacéuticas al pacto.
A su juicio, algunas de las críticas realizadas hasta ahora han sido desinformadas. Ahora que los 30 capítulos del convenio serán discutidos en el Congreso, el gobierno espera convencer a los que tienen dudas de que el TPP es positivo para la nación.
Políticamente, ¿qué significa para Chile suscribir este tratado?
Significa que Chile se suma a un acuerdo de última generación, que eleva el estándar en materia de comercio de bienes y servicios, además de inversiones, comercio electrónico, coherencia regulatoria, pymes, medioambiente y materias laborales. Chile se integra al acuerdo de libre comercio más grande del mundo, que representa el 40% de la economía mundial, casi el 40% de las inversiones y un tercio del comercio internacional. Suscribir el TPP es consistente con la política de apertura al mundo que hemos seguido durante un cuarto de siglo, y profundiza nuestra inserción Asia-Pacífico.
¿Qué pasa con China? ¿No se verán afectadas nuestras relaciones?
Creo que China mira con atención el TPP. Nosotros creemos que el TPP es perfectamente compatible con el Area de Libre Comercio de Asia-Pacífico, que Chile apoya y cuyo estudio se lanzó formalmente en la reunión de Beijing de Apec. Además, como se sabe, tenemos un acuerdo comercial bilateral con China, que es nuestro primer socio comercial. Hay que buscar las convergencias virtuosas en materia comercial. Esto lo dije durante la firma del acuerdo y, coincidentemente, un comunicado oficial chino expresó que Beijing está estudiando el TPP y que se confía en que los diferentes mecanismos para la liberalización del comercio en Asia-Pacífico “se complementen entre sí”.
¿Por qué cree que el TPP causa rechazo en algunos parlamentarios?
Posiblemente, el rechazo de algunos parlamentarios se deba a que inicialmente el TPP contenía propuestas que merecían nuestro más absoluto rechazo. Pero esas propuestas fueron desapareciendo con el correr de la negociación. Hay que recordar que este proceso negociador se extendió por cinco años. Le puedo asegurar que hace dos años había propuestas en el acuerdo que no nos permitían suscribirlo. Hace seis meses, incluso, había elementos que aún Chile rechazaba. Varias veces les dije a nuestras contrapartes que si una determinada propuesta se mantenía, Chile no formaría parte del TPP. Incluso, poco antes del cierre de la negociación, viajamos con el ministro de Hacienda a Washington por algunas horas y nos reunimos con el representante de Comercio de Estados Unidos y con el vicepresidente Joe Biden, en la Casa Blanca, y les dijimos con total franqueza que Chile no sería parte del TPP si se afectaban ciertos sectores sensibles para nuestro país.
Hay quienes sostienen que hubo secretismo durante la negociación…
No puedo responder por lo que sucedió antes de la presente administración, pero desde hace dos años tenemos un denominado “cuarto adjunto”, que es una instancia de diálogo con la sociedad civil y empresarios para informar y escuchar, a través de la cual se realizaron 50 reuniones con alrededor de 100 organizaciones. Ello, además de las reuniones con diversas comisiones en el Congreso y en el pleno de la Cámara de Diputados. Después de la suscripción del tratado, he escuchado aseveraciones de algunos medios carentes de toda seriedad. El Canal Nacional, por ejemplo, sostuvo que hasta ahora no se conoce el texto del acuerdo y que apenas hay partes que han trascendido, cuando la totalidad del texto está disponible, desde el 5 de noviembre del año pasado, en la página web de la Dirección de Relaciones Económicas de la Cancillería. ¡Increíble!
¿El gobierno ha conversado con los parlamentarios sobre los beneficios de este acuerdo?
Hemos tenido sesiones con las comisiones de Agricultura, Relaciones Exteriores, Salud, Hacienda y una sesión del pleno de la Cámara de Diputados sobre el desarrollo del TPP y sus beneficios. Informalmente, también hemos conversado con los parlamentarios más interesados y les hemos entregado información a quienes la han solicitado. Pero ahora, al iniciarse la evaluación legislativa, el diálogo será aún más intenso.
El senador Juan Pablo Letelier afirmó que “a Chile no le aporta mucho este tratado?”. ¿Está equivocado?
Espero convencerlo de los significativos beneficios de este acuerdo. Creo que hay quienes piensan que como ya tenemos acuerdos bilaterales con los otros 11 socios del TPP, entonces este acuerdo no agrega mucho. Pero sí lo hace. Hemos abierto acceso a mercado para más de 1.600 productos que estaban excluidos en los acuerdos bilaterales, hemos mejorado el acceso de otros 1.400 productos, hemos agregado compras públicas, hay un capítulo entero dedicado a las pymes, hay reglas para sortear los obstáculos para-arancelarios, nuevas medidas para insertarnos en cadenas globales de valor, etc.
Otros parlamentarios aseguran que no aprobarán este tratado, porque afectará a las patentes de la industria farmacéutica y, con ello, los precios de los fármacos genéricos...
En lo relativo a la protección de datos para los medicamentos biológicos, Chile no aceptó ir más allá de lo que está establecido en nuestra legislación, y así quedó consignado en el tratado. Puedo afirmar con satisfacción que los medicamentos no subirán de precio por causa del TPP. Resulta sintomático que a las empresas farmacéuticas internacionales no les gusta cómo quedó el TPP.
¿Estaba en conocimiento de que algunos sectores políticos no estarían de acuerdo con esta firma?
Claro que sabía que algunos sectores se opondrían. Hay quienes han estado en contra del TPP incluso mucho antes de que se conociera su contenido final. Ha habido opositores a los 25 acuerdos de libre comercio que Chile ha negociado con 64 países durante el último cuarto de siglo. Hemos estado en diversas comisiones del Congreso informando en detalle del curso de la negociación e, incluso, el año pasado me correspondió estar en el pleno de la Cámara de Diputados en un debate sobre el TPP. Ahí pude percibir oposición al pacto, que aún estaba en negociación, por parte de algunos parlamentarios.
¿Cómo enfrentará el gobierno este rechazo?
Con diálogo democrático. Esperamos convencer a quienes tienen dudas y demostrar que hay desinformación en algunas críticas. Por cierto, respetaremos la posición de quienes se mantengan en contra.
Los beneficios del acuerdo parecen evidentes, pero ¿usted podría asegurar que no habrá sectores que se vean perjudicados?
En la negociación defendimos con firmeza nuestros sectores sensibles. Tanto es así, que el cierre de la negociación se extendió tres días más allá de lo programado por la oposición de Chile -y dos países más- para asegurarnos de que ningún sector sensible de nuestro país saliese afectado negativamente.