Los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania se encuentran reunidos este domingo en Berlín para evitar "un enfrentamiento directo" entre los ejércitos ucraniano y ruso en el este de Ucrania, donde continúan los combates contra los separatistas prorrusos.
"Si no prestamos atención (...) la situación se deslizará hacia un enfrentamiento directo entre los ejércitos ucraniano y ruso. Eso debe evitarse a toda costa", declaró el jefe de la diplomacia alemana, Frank-Walter Steinmeier, antes del encuentro.
La reunión, que comenzó hacia las 16:30 GMT, tiene que "intentar posibilitar un avance hacia un alto el fuego", añadió Steinmeier, quien precisó que no había garantías de éxito y que las partes estaban "lejos de una solución política".
"La prioridad tiene que ser el respeto de la integridad territorial de Ucrania, el fin de la violencia y la reanudación del proceso político", indicó por su parte su homólogo francés, Laurent Fabius, en un tuit.
En el terreno, los separatistas prorrusos derribaron el domingo un avión de caza ucraniano MiG-29 en la región de Lugansk, un bastión de los rebeldes, indicó Leonid Matiujin, portavoz militar ucraniano.
Mientras tanto, la ayuda humanitaria rusa destinada a las poblaciones del este de Ucrania continuaba bloqueada a 30 kilómetros de la frontera con Ucrania a la espera de la inspección del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR), tras el acuerdo cerrado la víspera entre Kiev y Moscú sobre el procedimiento de inspección.
En la región de Donetsk, otro bastión de los separatistas, diez civiles murieron en la capital en 24 horas, según el ayuntamiento. La alcaldía de Donetsk indicó además que el abastecimiento de agua "cesará por completo" a partir de las 21:00 (18:00 GMT) por la avería en una línea eléctrica del principal acueducto.
ENTREGA DE ARMAS Y MERCENARIOS
Este contexto no contribuye a apaciguar la tensión, recrudecida desde que Kiev anunciara el viernes la destrucción de parte de una columna de blindados rusos. La introducción en territorio ucraniano de esta columna, vista por periodistas británicos, provocó una oleada de indignación en los países occidentales.
"Es importante parar el flujo de armas y mercenarios de Rusia", escribió el jefe de la diplomacia ucraniana, Pavlo Klimkin, en su cuenta Twitter.
En una conversación telefónica, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, y el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, estimaron que el envío de armamento a los separatistas no era compatible con el objetivo humanitario de Rusia.
"Lo hemos repetido varias veces, no suministramos ningún equipo militar allá", repitió el domingo el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
La jefa del gobierno alemán, la canciller Angela Merkel, pidió explicaciones anteriormente a Moscú tras las declaraciones de un jefe separatista que aseguró haber recibido unos 150 equipos militares y a unos 1.200 combatientes entrenados en Rusia.
La saga del convoy humanitario ruso, que Kiev y los países occidentales temen que sirva de tapadera a una intervención rusa, seguía sin desenlace.
El responsable del CICR en Rusia, Pascal Cuttat, indicó que la inspección oficial del convoy previa a su entrada en Ucrania no empezó. "Quizás mañana o pasado mañana", precisó Paul Picard, responsable de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), presente en la frontera.