El presidente de EE.UU., Barack Obama, anunció la liberación del sargento Bowe Bergdhal, el último prisionero de guerra, como un logro, pero los réditos que esperaban sus asesores se han tornado en amargas críticas que llegan hasta de su propio partido.
Los programas políticos del fin de semana en EE.UU. se han centrado en examinar la gestión del presidente Obama para conseguir la liberación de Bergdahl a cambio de la salida de la cárcel de la Base Naval de Guantánamo de cinco altos mandos talibanes.
La Casa Blanca negoció el intercambio de prisioneros sin notificar al Congreso, que por ley debe conocer la salida de presos de Guantánamo con 30 días de antelación, lo que ha generado un gran malestar tanto entre republicanos como demócratas.
Obama ha asegurado que no se notificó al Congreso porque consideraron necesario actuar con premura ante el deterioro de la salud de Bergdhal y por la posibilidad de que su vida corriera peligro al filtrarse el proceso de negociación.
Varios senadores han acusado a Obama de haber incumplido la ley de defensa de 2014, que establecía claramente la necesidad de notificar con antelación la transferencia o liberación de presos de Guantánamo.
Además, miembros del pelotón en el que servía Bergdahl lo acusan de haber desertado de su puesto la noche que desapareció y por ello acabó capturado por los talibanes.
Asimismo, algunos consideran que fue responsable indirectamente de media docena de muertes de soldados que participaron en el operativo para rescatarle.
En entrevista con CNN, el secretario de Estado, John Kerry, reconoció los cinco talibanes, que no pueden salir de Qatar en menos de un año, podrían volver a la lucha armada "pero también podrían acabar muertos por ello".
Kerry aseguró desde Francia que los liberados serán vigilados y afirmó que "nadie puede dudar de la capacidad de Estados Unidos de proteger a su gente".
Por su parte, su predecesora en el cargo, Hillary Clinton, que cada vez parece más claro que optará a la presidencia en 2016, defendió a Obama en una entrevista con ABC, ya que el presidente debe tomar "duras decisiones".
TORTURAS DURANTE EL CAUTIVERIO
Fuentes del gobierno estadounidense comunicaron hoy que el sargento Bowe Bergdahl habría sido sometido a torturas y recluido en pequeños espacios tras intentar escapar de su cautiverio.
Bergdahl reveló esos detalles en el hospital militar estadounidense en Alemania donde se recupera lentamente de su largo aislamiento y reclusión, al que un intercambio de prisioneros puso fin el pasado 31 de mayo.
Según el diario The New York Times, Bergdahl fue recluido en una caja de metal en total oscuridad durante semanas en represalia por un intento de huida.
El medio online Daily Beast aseguró recientemente que Bergdahl, hecho preso en el verano de 2009, intentó escapar en al menos dos ocasiones de sus captores talibanes.
Tras el segundo intento de escapada, los captores, posiblemente miembros de la pakistaní-talibán red Haqqani, aumentaron la vigilancia sobre el soldado, que era trasladado cada poco tiempo de un escondite a otro para evitar que la inteligencia estadounidense diera con su paradero.
Bergdahl fue liberado finalmente gracias a un acuerdo que incluía la salida de cinco altos dirigentes talibanes de la prisión de la Base Naval estadounidense de Guantánamo, quienes ahora deben pasar al menos un año en Qatar.
El sargento de 28 años se recupera en el hospital alemán de Landstuhl, donde se ha iniciado un procedimiento por fases que debería permitirle reintegrarse en la sociedad, después de un largo aislamiento.
Según el New York Times, los médicos consideran que el estado físico de Bergdahl es óptimo y, a excepción de algunas carencias por falta de higiene, ni siquiera sufre malnutrición, una de las preocupaciones de la Casa Blanca.
No obstante, su estado mental no permite aún que el militar vuele a un hospital estadounidense en Texas, donde se iniciaría una nueva fase para exponerle a familiares, medios de comunicación y probar otras relaciones con el exterior.