Las cifras no mienten. Su menor nivel en más de un año registraron en el primer trimestre de 2011 los programas de empleo con apoyo fiscal, que totalizaron 315.363 ocupaciones. La cifra es 16,3% menor a la mostrada en igual lapso de 2010 y 38,4% inferior a la del último cuarto de ese ejercicio.

La diferencia entre el primer trimestre de este año y el último de 2010 se explica, según la Dirección de Presupuestos (Dipres), en gran parte por los empleos creados por la inversión pública (339.762 en 2010 y 190.355 en 2011), que caen 44% en dicho período, por cuanto "en el último trimestre de cada año se toman en razón los decretos de inversiones que estaban pendientes, lo que origina un mayor gasto por este concepto". Además, la tasa de desempleo en el trimestre enero-marzo se redujo en 1,7 punto porcentual respecto del año pasado.

Del total de empleos fiscales creados en el primer trimestre, 59.172 son directos; 65.836, indirectos, y 190.355, por inversión pública.

En enero-marzo la tasa de desempleo se mantuvo en 7,3% y, según estimaciones de LyD, sin el aporte de los empleos fiscales habría subido a 11,2%.

Teniendo en cuenta estas cifras el factor de la capacitación pasa a tener un rol clave en la mantención y el perfeccionamiento de los empleos, tanto fiscales como privados.

En ese sentido, Rodrigo Acevedo, director de Educación Continua y Capacitación de la Universidad de las Américas (Udla), conversó con Educación&Postgrados y nos entregó su visión de en qué punto se encuentra el área en Chile y los desafíos para el futuro.

¿De qué manera se puede desarrollar mejor la capacitación masiva en Chile?
Desde una dimensión cualitativa, en Chile ya existe un modelo de capacitación que determina su oferta, respondiendo a la demanda existente. La empresa o la organización es la que decide en qué capacitar a sus empleados, ya sea por si sola o a través de los denominados comités bipartitos de capacitación. En este sentido, se señala que Chile responde linealmente a las demandas del mercado, lo que es efectivo para el sector privado y público, cuya estructura de demanda es similar a la del mundo privado. Esto garantiza que los proveedores de capacitación deben ajustar sus productos hacia la satisfacción del cliente, respondiendo a sus demandas, un eje que determina por sí, la masividad del modelo en Chile.

En cambio desde una mirada cuantitativa, se puede señalar que las últimas cifras señalan una tendencia cada vez mayor de las empresas privadas y los organismos públicos y sus trabajadores por capacitarse. Es probable que a fines de este período 2010-2014, Chile esté en torno al millón y medio de trabajadores capacitados anualmente.

Sin embargo, existe un conjunto de empresas y trabajadores, cuya capacidad para financiar actividades de capacitación impacta fuertemente en su liquidez; es el caso de las micro y pequeñas empresas, sus trabajadores y los trabajadores independientes. Sobre este grupo, es importante reconocer el esfuerzo que realiza el Sence, para ejecutar programas enfocados a este segmento, otorgando un bono de capacitación, que les permite acceder a un curso financiado por el Estado y a su elección.

¿Cuánto y de qué manera invertirá el Gobierno en capacitación a los empleados públicos?
El monto de capacitación, según el modelo de capacitación en Chile, no debe estar restringido sólo a lo que se invertirá para empleados públicos, lo importante y trascedente es dimensionar el tamaño del mercado de la capacitación en Chile para el conjunto de actores que participantes en él; este monto se aproxima a los 200 millones de dólares anualmente.

¿En qué se diferencia de la inversión y el modo de capacitación respecto del mundo privado?
Para el sector público, los montos destinados a capacitación están definidos para cada repartición en la Ley de Presupuestos que fija para el año siguiente las cantidades y modalidades del gasto.

Para el sector privado sigue siendo el 1% de la planilla anual de remuneraciones pagadas dentro del año, las que se acreditan al año siguiente en la declaración de impuesto a la renta.

¿Cuáles son las áreas de mayor interés para capacitación masiva?
Estas siguen siendo las tecnologías blandas, que son todas aquellas que permiten a las personas mejorar desde su propio conocimiento, sus capacidades de trabajo, entre éstas están los idiomas y la informática, que representan el 50% de la inversión.

¿Cuál es su opinión respecto de la capacitación que se entrega en Chile, tanto en lo público como en lo privado?
Ciertamente, hay mucho que avanzar para mejorar y profundizar el modelo, en esto probablemente, transferir cada vez más la decisión de en qué capacitar hacia los mismos trabajadores, incorporar modalidades distintas de cofinanciamiento, incorporar un aporte personal e intervenir sobre ese importante grupo de hombres y mujeres que requieren de la capacitación de calidad, especializada, para mejorar su calidad de vida. La capacitación debe dejar de tener el apellido social y constituirse en un medio para la productividad y la competitividad personal.

¿Cuál es a su juicio la importancia de la capacitación para perfeccionar el trabajo?
Hay ciertas ventajas. Los actores que participamos del mercado de la capacitación debemos enfrentar los fenómenos actuales vinculados al mundo del trabajo; en qué sentido; reconocer la movilidad de los trabajadores entre diferentes puestos, dentro de una misma empresa, entre diversos sectores productivos, en procesos de crisis. A mi juicio, la importancia de la capacitación no solo radica en la formación de capital humano, sino, aún al debe, como un instrumento que anticipa el futuro, prevé los cambios y minimiza los costos sociales, preparando a los trabajadores para enfrentar con éxito, un mundo de incertidumbre que se produce como consecuencia de los cambios en el mundo del trabajo.

En la actualidad no es aventurarse, el prever que los jóvenes trabajaran en áreas distintas a las que estudiaron y probablemente, algunos de ellos, terminen realizándose como empresarios y trabajadores independientes.

A su juicio, ¿qué lugar ocupa Chile a nivel de capacitación en Latinoamérica?
Chile, hace años instaló un modelo, que con diversos matices ha sido instalado en otros países de Latinoamérica; más de alguno de ellos también a aprendido de nuestros errores, pero seguimos siendo el mercado más competitivo de la capacitación en Latinoamérica.

¿En qué pie estamos para seguir mejorando y perfeccionando a nuestros profesionales en el ámbito público?
El Estado debe revolucionarse y lo está haciendo, quizá no con la urgencia que los tiempos requieren, pero sí está en un proceso de profunda modernización. Este proceso requerirá contar con funcionarios públicos, cada vez más capacitados para enfrentar no sólo los cambios tecnológicos y estructurales que se avecinan, sino también, a un usurario ciudadano cada más exigente e informado que requerirá soluciones más rápidas y eficientes. En esto, reconocer el aporte de la universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica por constituirse en una oferta interesante, para los requerimientos de capacitación del sector público.