Este fin de semana, Paul Capdeville iniciará en Nueva Zelandia su temporada 2013. El número uno de Chile jugará las clasificaciones del ATP de Auckland, con expectativas diferentes en relación con el 2012, con una visión crítica respecto a su posible participación en Viña del Mar y no perdiendo de vista el retiro.
"Vengo jugando bien, sin mayores problemas musculares. Espero que el 2013 sea un mejor año que el que pasó, donde costó lograr resultados", analiza.
La primera meta del número 166 del ranking es entrar al Abierto de Australia (no juega un Grand Slam desde 2009). Es el único chileno que hará la gira por Oceanía y que se presente en la qualy de Australia. "Es una meta a corto plazo. Hace años que no juego un torneo grande. El año pasado perdí en la última ronda de las clasificaciones del US Open", recuerda.
También en 2012, Capdeville se convirtió en padre, y eso trastocó su vida y su tenis; ahora, asegura, todo volverá a la normalidad: "Fui papá y ese cambio me pegó fuerte. Ya estoy inserto en la rueda normal del tenis".
Tras Oceanía, en febrero, se jugará el ATP de Viña del Mar, al que Capdeville no entra de manera directa, ya manifestó que no irá a la clasificatoria, ni ha recibido invitación. "Obvio que afecta, estuve un poquito bajoneado. Siempre es motivante jugar en Chile. Uno sólo tiene un challenger y Viña, y que te quiten el 50% de los torneos duele mucho. Pero sigo pensando que el tercer wild card será para mí. La federación se ha portado bien y me dijeron que van a apoyar mi invitación, pero el torneo es de los hermanos Fillol".
De todas maneras, el tenista dice que ante una posible ausencia, no le echa la culpa a nadie. "Si hubiese sido más chico, lo sentiría mucho más. Ahora uno es mucho más maduro, sabe que hay que hacer un mea culpa. Si hubiera estado 100º, entraba directo", dice.
Ser top 100 es el objetivo inmediato para Capdeville, pues "uno puede jugar muchos torneos ATP, los Grand Slams y te cambia el panorama económico".
Igual, sobre este año, señala que "estoy buscando la tranquilidad, disfrutar un poco más. Uno ve más cerca el retiro. Tengo 30 años, quiero jugar dos o tres más, y cada torneo puede ser el último. A los 20 años puedes jugar cinco años mal, pero si a los 30 juegas dos mal, es mejor pensar en otra cosa".