En Chile hay cerca de 100 mil niños en edad escolar que no asisten a un colegio según datos de la encuesta Casen. Las razones para la deserción en la educación básica y media son variadas e incluyen factores como el trabajo temprano, el embarazo adolescente y la delincuencia. Para asegurar la reinserción en el sistema escolar, la fundación Súmate del Hogar de Cristo cuenta con cinco establecimientos en los que trabajan para devolverles a los niños y jóvenes el derecho a la educación. Estos colegios reciben alumnos de entre 12 y 19 años y tienen un sistema de dos años en uno. El capellán general del Hogar de Cristo, Pablo Walker, analizó esta realidad y aseguró que es urgente que las escuelas de reinserción se reconozcan como modalidad educativa.

¿Cuántos niños se encuentran actualmente fuera del sistema escolar?

Tenemos cifras confirmadas de que cerca de 100 mil niños entre 6 y 18 años se encuentran fuera del colegio, 37 mil de ellos en la Región Metropolitana. En promedio, todos los días cerca de 1,3 niños abandonan el sistema escolar. Estos cálculos son preocupantes si pensamos que en muchos casos significa una condena a la marginalidad.

¿Qué factores han incidido en que se haya alcanzado estas cifras a nivel país?

Ante esta situación, existe un abandono histórico tanto del Estado como de la conciencia ciudadana. Además, hay un sistema permanente de exclusión y expulsión de los colegios. Esto se suma a contextos de falta de redes, donde la propia familia valora poco la educación, donde también hay consumo peligroso de alcohol y drogas, existe una presión económica por entrar a trabajar tempranamente y, en algunos casos, una extorsión para meterse en la delincuencia o el narcotráfico. Confluye también la maternidad adolescente, los contextos de violencia y la falta de un hábitat que promueva el invertir para el futuro. Son muchos factores que se suman.

¿Qué cambio debería ocurrir en la sociedad para disminuir la deserción escolar?

El Estado asume las banderas que la conciencia ciudadana le entrega. Por eso es necesario que esta realidad se visibilice, porque de lo contrario se mantiene una reacción hipócrita: llegar tarde reprimiendo, en vez de llegar a tiempo y educando. En ese sentido, no se puede culpar al Estado de todas las deudas que tenemos como país en el reconocimiento de derechos, porque al gobierno de turno y a los parlamentarios los elegimos nosotros. Debe existir una toma de conciencia de la ciudadanía acerca de esta realidad.

¿Qué iniciativas tienen en el Hogar de Cristo para combatir esta realidad?

La fundación Súmate, que pertenece a la institución, trabaja hace 23 años en la reinserción escolar. Comenzó cuando capellanes anteriores se preguntaban cómo entregar herramientas a los niños y niñas que accedían a nuestros programas de calle, porque hasta ese entonces sólo se les daba un techo, comida y protección en el invierno. Pero era necesario un servicio de plena inclusión, con reparación, capacitación y formación de una escolaridad completa. Los colegios Súmate son establecimientos como cualquier otro, no son un maquillaje de educación. Atendemos a 2.500 alumnos en cinco escuelas ubicadas en Lota, Renca, La Granja, Maipú y La Pintana. En promedio, trabajamos con aulas de 20 niños y tenemos diversos talleres, se realiza un trabajo complementario dentro y fuera de sala. Estamos trabajando para expandirlo a la educación media.

Se podría pensar que trabajar con estos alumnos es más difícil, ¿qué desafío implica el día a día en estos colegios?

Existe un doble trabajo: por un lado, reparar los derechos y resignificar traumas que han sufrido en sus familias, pero también el de reinstalar capacidades. Esto requiere un nivel de vocación sobrecogedor de los trabajadores de Súmate, porque estamos permanentemente ganándoles al ausentismo y a la impuntualidad. Hemos sufrido, por ejemplo, el preparar a los alumnos para que den un buen Simce y que en el camino a la escuela les ofrezcan droga y no lleguen en condiciones de rendirlo. Pero la mirada que tenemos no es de carencia, porque hay que dejar de lado toda visión de lástima hacia estos alumnos y ver en ellos potencialidades.

¿Cuánto cuesta mantener a un niño en una escuela de reinserción? ¿Cómo se financian los colegios?

Cuesta alrededor de $ 250 mil por cada alumno. La mitad de esos recursos proviene del Ministerio de Educación (Mineduc), y la otra mitad de los socios del Hogar de Cristo. El problema es que este año se modificaron las bases de licitación para estos proyectos, se fijaron recursos anuales y se limitaron los colegios que podían postular estableciendo un mínimo de alumnos. En la práctica, esto podría significar una reducción de $ 250 millones en los recursos que recibe Súmate y el cierre de una de nuestras escuelas, que son de las pocas iniciativas que trabajan con estos niños. Estamos en conversaciones con el Mineduc para que esto se repare con urgencia.

¿Cree que hemos avanzado como país en la reinserción escolar? ¿Qué pasos falta dar en este tema?

Como país, estamos en deuda para que las escuelas de reinserción sean reconocidas como una modalidad educativa por el Estado, porque en la actualidad no existen legalmente, lo que implica que sean poco sustentables económicamente. En ese sentido, es muy necesario el compromiso del gobierno de crear finalmente la modalidad de escuela de segunda oportunidad el 2018, ya que son experiencias esperanzadoras, pero inviables si no se las considera un modelo educativo de pleno derecho.