Capitán América: las mil caras de un héroe patriota

Peleó contra Hitler, fue furioso anticomunista, se deprimió con Watergate y tuvo una película con el hijo de Salinger como protagonista. Su nuevo filme llega a Chile.




Capitán América, el Primer Vengador acaba de liderar la taquilla norteamericana en su estreno y aterriza en las salas locales, para mostrar cómo Steve Rogers, soldado flacuchento pero valiente, es sometido a un experimento que lo convierte en un atleta lleno de músculos patriotas. La premisa con que el Capi, allá en los verdaderos 40, hizo lo suyo para levantar el fervor estadounidense por unirse a la Segunda Guerra meses antes de Pearl Harbor.

Esos eran los días de las portadas con nazis de dientes filosos y, poco después, japoneses de rostro demoníaco. El héroe tenía a su compañerito de rigor -el niño Bucky- y junto a él destrozaba tanques, hundía submarinos y le aguaba la fiesta a Cráneo Rojo, un esbirro de Adolf Hitler, que más tarde se pasaría a las filas del enemigo soviético. Las ventas del Capitán América bajaron tras la guerra, su serie cerró y el personaje resucitó brevemente en los 50, como Captain America, Commie Smasher! (Capitán América, ¡destructor de comunistas"). Los rusos mostraban los colmillos y Steve Rogers, el símbolo norteamericano, ahora echaba su leño al fuego en plena era maccarthista.

POLITIQUERO
El dibujante Jack Kirby retomó a su cocreación convertido en estrella. Timely, la editorial a la que le había vendido el personaje, mutó en la exitosa Marvel Comics y allí, junto al escritor Stan Lee, resucitó al Capitán América en 1964, en la serie Los Vengadores. La larga ausencia fue justificada con el congelamiento del cuerpo de Rogers tras una misión en el Artico. El enmascarado resucitaba algo amnésico, fuera de época, desorientado en su país sacudido por asesinatos políticos y revueltas sociales. También culposo por la muerte de su amigo Bucky, dándole mirada revisionista al género, al cuestionar ese insensato cliché del superhéroe que tiene como ayudante a un menor de edad.

El Capitán siguió marchando al ritmo de los acontecimientos y en los 70 tuvo otra crisis de identidad, de manos del guionista Steve Englehart. "América venía de la Guerra de Vietnam e iba hacia el Watergate. Estaba escribiendo sobre un hombre que creía en los más altos ideales americanos en una época en que el Presidente de Estados Unidos era un delincuente. Yo no podía ignorarlo", contaría el escritor. Así, tras el escándalo protagonizado por Nixon, Steve Rogers abandona su alter-ego de barras y estrellas, deprimido.

Englehart abrió puertas, arrojó nuevas pistas del potencial del personaje, y a cada tanto, Marvel lo ha apartado de su club de superamigos para instalarlo en la contingencia. Alguna vez fue precandidato presidencial y en 2007 fue asesinado mientras era sometido a juicio por supuesta traición a su patria. En el intertanto, la editorial fue más lejos con Ultimate Captain America, una versión post 11-S y más realista: un soldado rudo, inescrupuloso, fascista, pistola en mano.

Lo último modeló la estampa de Rogers en Capitán América, el Primer Vengador, mucho más parecido a un militar en combate que a un tipo con mallas ajustadas. Otra reinvención de un personaje que volverá el próximo año al cine como parte del proyecto Los vengadores y de nuevo resucitado en el presente. Para seguir su eterna búsqueda de identidad.

SALINGER, LEJOS DEL PUBLICO
Antes de crear la exitosa factoría fílmica que hoy posee, Marvel dio varios tumbos en el cine. Uno de ellos fue Capitán América (1990), una película de bajo presupuesto, en la que el actor Matt Salinger, hijo del escritor J. D. Salinger (El guardián entre el centeno), personificó al héroe en una historia que lo enfrentaba a Cráneo Rojo. Problemas de producción y distribución hicieron que la cinta pasara directamente al VHS. Mal por la carrera de Salinger Jr., aunque de seguro su famoso y reclusivo padre no habría hecho muchos esfuerzos por verla en una sala de cine.

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