El capitán Francesco Schettino, principal imputado por el naufragio del crucero Costa Concordia ocurrido el 13 de enero de 2012, lamentó que la descripción que se ha dado de él es peor que la del ex líder de Al Qaeda Osama Bin Laden.
"El sentimiento que ha marcado este último año ha sido el del tormento por lo sucedido la noche del 13 de enero (de 2012). Es un dolor sincero, desde lo más hondo de mi corazón", afirmó Schettino, en una entrevista publicada hoy por el diario "La Stampa".
"Me han pintado peor que Bin Laden, y mi pesar por lo ocurrido es enorme". Dice renegar la imagen que de él se ha forjado, ridiculizando "30 años de carrera, de mi trabajo", sostuvo.
Acusado de los delitos de homicidio involuntario, naufragio y abandono de nave, Schettino insistió en que la maniobra que realizó de acercarse a las costas de la isla de Giglio como gesto de homenaje era una "práctica generalizada", a pesar de que el código de navegación prohíbe acercarse más de 5 millas a tierra firme.
"No quiero señalar a nadie con el dedo pero esa noche no recibí las indicaciones precisas y exactas. Yo pude haber fallado pero no estaba solo" añadió.
Asimismo, Schettino se preguntó por qué el resto de oficiales que estaban a bordo el día de la tragedia no están experimentando la misma persecución que él.
Con respecto a la acusación de abandono de la nave, Schettino mantuvo que no quiso abandonar el barco en ningún momento e insistió en que hizo todo lo posible para lograr que el crucero encallara cerca de la costa.
Ante las acusaciones que mantienen que el comandante pudo haber bebido la noche del incidente, Schettino declaró que él nunca se había emborrachado y mucho menos había consumido droga.
Por último, el comandante aseguró que su intención no es la evadir responsabilidades, aseveró que confía plenamente en la justicia y volvió a dar el pésame a todas las familias que se vieron damnificadas por el accidente del Costa Concordia.
El Costa Concordia encalló en una formación rocosa tras unas maniobras polémicas efectuadas Schettino la noche del 13 de enero de 2012, cuando navegaba con 4.229 personas, de las cuales murieron 30, entre ellas dos ciudadanos peruanos y uno español, y otras dos se encuentra desaparecidas.