Con sus carteritas de millón y medio de pesos y sus tenidas de pies a cabeza de Dior, Carla Bruni se ha convertido en el nuevo símbolo de la moda francesa. En la heroína de los diseñadores galos. En el ejemplo de miles de mujeres de treinta y tantos o en los cuarenta, como ella, que han encontrado en los trajes dos piezas y en el "lila Bruni" una recuperación de la elegancia perdida. Porque la transformación de la ex top model fue del cielo a la tierra.
De partida, Bruni era una bohemia de jeans y polera. Una niña bien nacida en una familia con recursos en Italia. Sus ojos felinos, estatura y figura la llevaron a las pasarelas, donde el inglés John Galliano la convertía en una princesa de la era victoriana, Karl Lagerfeld de Chanel le ponía un bikini que consistía en tres triángulos de tela que no superaban unos tres o cuatro centímetros. Y la también británica Vivienne Westwood la lanzaba a los flashes con un trajebaño de piel. Era musa de Gianni Versace, el modisto asesinado en 1997 que vestía a sus clientas con minis, escotes y tajos y brillos por todos lados. Ese era su pasado, hasta que en febrero de 2008 se casó con el Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy.
Nacionalizada francesa, y con 40 años, Bruni, que también ha estudiado y se ha educado, tomó la decisión. Y mientras salían a remate sus antiguos desnudos, ella se fue directo a la casa Dior para pedir consejo. Entonces comenzó a fraguarse el que sería su uniforme. Adoptó una embajada de marcas galas, que incluyen a Chanel y el zapatero Christian Louboutin, hizo sus primeras apariciones transformada en una lady. De pies a cabeza. Partiendo por un corte de pelo a los hombros. Por un rostro casi sin maquillaje. Y con joyas que casi no se ven, que son nada en comparación con las que Cecilia Bolocco podría usar en cualquier estelar.
De noche, con un traje de terciopelo de Jean Paul Gaultier negro hasta el suelo. De día con un vestido corto de una pieza gris de Hermés. Con sus zapatos de bailarina, sin tacos, para no dejar aún más bajo a Sarkozy. Con sus abrigos con algún detalle en el cuello, pero nada más, aunque con el corte de la costura francesa, Bruni ocupa hoy un lugar en la lista oficial de las "mujeres mejor vestidas el mundo".