Entre la escritura de conferencias sobre Hannah Arendt y Hegel, así como la preparación del texto para una cátedra a dictar como profesora emérita en la UDP, a sus 91 años Carla Cordua apenas tiene tiempo para sentarse a conversar. Hace un tiempo decidió no dar más entrevistas, cansada de preguntas sobre su vida. "Yo no tengo ninguna biografía. No tiene interés alguno para nadie", comenta. La filósofa chilena habla de Wittgenstein, de poesía chilena o de traducciones pendientes (Husserl y Lessing), pero ya no piensa volver a hablar sobre sí misma.
Si en los 70 y 80 estudió el pensamiento de Hegel, los 90 fue la década en que se dedicó a pensar al austríaco Ludwig Wittgenstein y las implicancias de su modo de investigación filosófica, orientado a una crítica de las ciencias. La suma de este trabajo es lo que dio forma en 1997 a Wittgenstein, reeditado en 2013 por Ediciones UDP. Y si bien posteriormente ha vuelto a pensar a Heidegger, Husserl y Sloterdijk, el autor del Tractatus sigue presente en su trabajo intelectual.
Autora de la introducción a la Conferencia sobre ética de Wittgenstein publicada por Tácitas (libro finalista del Premio Municipal de Santiago 2016), en junio de este año, Cordua ha publicado por el mismo sello su traducción de las Observaciones sobre La rama dorada de Frazer, que refiere al estudio sobre mitología y religión del antropólogo escocés. El libro incluye, además de una introducción, un aparato crítico de inestimable valor para los lectores del filósofo.
¿Por qué traducir este libro? ¿Cuál es su importancia en la bibliografía de Wittgenstein?
Esto ya estaba traducido al castellano, pero de manera mediocre. En España, donde les importa bien poco la traducción, publican libros de otros idiomas con bastante poco respeto por el sentido que hay que salvar. La traducción portuguesa es lo mejor que había. Luego hay que pensar que estas Observaciones son anotaciones completamente libres, sueltas, por lo que no tienen la complejidad del discurso filosófico. Wittgenstein, al no tener un sistema filosófico que defender, siempre es muy claro. Estas Observaciones le pertenecen a alguien que está pensando originalmente y que respeta el orden en el cual se le están ocurriendo las cosas.
En estas ocurrencias el filósofo continúa con los temas que le interesan, como la distinción entre ciencia y filosofía. ¿Cuál es su impresión?
Pienso que es la misma persona que se ocupa de los mismos problemas, pero en este caso de una manera no destinada a su publicación. Son anotaciones casuales que no están revisadas ni corregidas. Es material privado previo al tratamiento que él le daría si estuviera pensando en editarlo y publicarlo. Eso es una cosa. Otra cosa es que Wittgenstein al hacer estas Observaciones tiene presente que se está enfrentando a un representante muy destacado de la ciencia, negándole ciertas pretensiones y alcances.
Wittgenstein atacó a Darwin y a Freud a pesar de la legitimación de estos en sus áreas. ¿Por qué hace lo mismo con James Frazer y La rama dorada?
En primer lugar Wittgenstein niega que la ciencia represente el estado actual de la verdad. Esto, porque las llamadas 'verdades científicas' son producto de un tratamiento elaborado mediante instrumentos y conceptos heredados de la tradición. La idea de la ciencia como un proceso histórico que acumula verdades definitivas está todavía vigente entonces. Esta es la parte más importante de todas las Observaciones: la postura de Wittgenstein frente a la ciencia.
¿Está criticando a la ciencia moderna o, más bien, a la actitud científica?
Me parece que existe una crítica merecida a la vanidad del quehacer de Frazer, quien se siente superior a los llamados primitivos. Wittgenstein trata de estúpido a este famoso científico que ha publicado en 12 volúmenes una gran obra. El hombre de la civilización avanzada es vanidoso y desde su autosatisfacción quiere juzgar a gente que no es vanidosa. El progresismo tiene ese defecto. De que la actualidad es superior al pasado. Uno perfectamente puede pensar la actualidad en términos de decadencia. El paso del tiempo está llevando a los hombres de lo bueno a lo mejor y finalmente a lo estupendo. Una ingenuidad.
Pareciera que Wittgenstein se pone de lado del hombre primitivo...
Es importante destacar la actitud respetuosa de Wittgenstein frente a la religión. Hoy la mayor parte de nosotros somos ateos, pero eso no quiere decir que consideremos que la religión es una cosa despreciable. Wittgenstein recibió en su infancia una importante educación religiosa. Incluso surge una vocación que se aprecia en el diario que escribe durante la Primera Guerra Mundial mientras está en el frente. Sin embargo, él nunca teoriza sobre la religión.
Wittgenstein distingue en estas Observaciones entre claridad auténticamente filosófica y pseudoclaridad. ¿A qué se debe?
Una visión panorámica es lo que nos falta tener del lenguaje que usamos. Por la manera en que aprendemos a hablar, usamos las palabras y un uso del lenguaje que no conocemos en su verdadera capacidad, no avanzamos nada porque estamos acostumbrados a usarlo sin entenderlo. Tenemos una explicación gramatical del lenguaje que no resuelve absolutamente nada. Por tanto, el análisis que desarma algo complejo y lo exhibe simultáneamente en sus relaciones es lo único que sirve para la claridad verdadera.
Retrospectivamente ¿cuál es el legado de Wittgenstein al pensamiento contemporáneo?
Creo que las tareas que se propuso no las pudo resolver completamente, y en ese sentido pertenece plenamente a su objetivo de no formar parte de una tradición como es la historia de la filosofía. Se pone a sí mismo una tarea prácticamente imposible de resolver. No cree haber resuelto todos los problemas internos de su posición. La suya no es una obra acabada. Es un paso muy fecundo y que ha dado mucho al pensamiento del siglo XX, pero que no va a terminar con la ambición de resolver con todos los problemas mediante una teoría definitiva que le ponga un fin a la tradición filosófica. Eso no es. Es un caso lateral, puesto que finalmente no tiene seguidores que estén haciendo lo mismo que él.