Carlos Cantero, senador independiente (ex RN): "La sumatoria de Renovación Nacional y la UDI nunca va a ganar una elección"

Conversaciones informales con Pablo Longueira ha tenido, en las últimas semanas, el senador independiente Carlos Cantero (ex RN), quien resultó derrotado en la elección senatorial de Antofagasta y terminó contribuyendo al doblaje obtenido por la oposición. El parlamentario -que comparte con el ex candidato presidencial de la UDI el impulso de lo que se ha denominado una "centroderecha social"- critica a las directivas de la Alianza y dice sentirse más "cómodo" fuera del sector.

¿Qué cree que influyó en el resultado parlamentario de la Alianza?

En la UDI, los problemas se deben al dogmatismo en relación al modelo: el enfoque extremadamente mercadista empieza a ser repudiado por la gente. Yo, que soy de centroderecha, me siento más cómodo fuera de la centroderecha que dentro. En el caso de RN, es simplemente el descriterio de su presidente. La cantidad de errores y prejuicios es muy grande.

En la Región de Antofagasta, la oposición consiguió un doblaje senatorial. ¿Usted estuvo dispuesto en algún momento a bajar su candidatura?

Hice un llamado a conversar sobre ese punto. ¿Qué respuesta obtuve?: "La única conversación sobre la que se puede abrir un diálogo es cuándo se baja Cantero". ¡¿Con qué derecho a personas que no son militantes -que son espacios de crecimiento para el sector- se les condiciona de esa manera, ninguneando en forma irrespetuosa?! Las cúpulas de RN y UDI nunca creyeron en la coalición. Al día siguiente de ganar el gobierno, se olvidaron de ella. Por eso los sectores independientes migraron.

¿Por qué, siendo independiente, se abrió a un acuerdo?

Estando ya fuera de la militancia fui a hablar con Sebastián Piñera, después de conversar con Fernando Flores, y le planteé la necesidad de crear la Coalición por el Cambio, de que la sumatoria solamente de RN y la UDI nunca habría ganado una elección y que, en mi opinión, nunca va a ganar una elección. Les sugería abrirse a algo más amplio. Eso fue lo que hizo Piñera.

¿Pero usted se hubiera bajado?

Sí, claro. Decirlo después ya no tiene mucho sentido. Habría bastado una simple conversación respetuosa de esos dirigentes para que esto se hubiese despejado. Me habría encantado que se diera esa conversación, porque habría mostrado grandeza y estatura. Y lo más probable, es que de mi parte hubiera existido la misma respuesta, con grandeza y estatura.

¿Cómo se debiera proyectar la derecha en los próximos años?

Tiene que abrir espacios de crecimiento. Se ha cuidado tanto un modelo de economía de mercado, que finalmente estamos ad portas de ver el derrumbe del modelo. ¿Hasta cuándo la derecha económica sostendrá la nefasta idea de que el chorreo algún día beneficiará a las personas comunes? Es rol del Estado emparejar la cancha. Estamos viendo un transbordo ideológico: una Nueva Mayoría que asume la administración del modelo, a satisfacción del poder económico, aunque ahora presionada para producir cambios radicales y estructurales, con énfasis social. Si durante el primer año no se producen estos cambios, el gobierno va a terminar de muy mala manera. Hay una deriva o triunfo cultural que condiciona a la centroizquierda y, de paso, ha consolidado la desconfianza de la ciudadanía sobre la derecha y su compromiso social. Esto es lo más grave. Hasta yo tengo una profunda desconfianza.

¿Desconfianza de la Alianza o del gobierno de Piñera?

No, de la Alianza. No ha habido voluntad para avanzar en esta línea. Me sorprende ver ahora aletazos de ahogado en la figura de Evelyn Matthei. Ella empieza ahora con un desborde de pánico, a tratar de buscar tablas de salvación. Se da cuenta que se hunde, porque la densidad donde está flotando no le da sustentabilidad.

Usted era parte de ese bloque...

Esta diferencia con la derecha la he señalado a lo largo de dos décadas… Bachelet, con la Nueva Mayoría, ha dado un testimonio de cómo se ganan las elecciones. Se ganan conversando, aunando voluntades, sumando. No se ganan con el estilo de Larraín, de empujar, de ningunear, de aplicar soberbia. Siempre he sido un hombre de centroderecha, sólo que tengo un tremendo énfasis social que hoy no existe en la derecha…

¿Da por hecho que ella ganará?

No tengo ni la más mínima duda que va a ganar. Es evidente que va a ganar Michelle Bachelet. El triunfo de la centroizquierda no es por el mérito de sus obras -sus gobiernos han sido, en general, mediocres-, es por los errores que comete la centroderecha, que teniendo un crecimiento increíble en la economía ha hecho un gobierno que recibe el desprecio de la gente.

En la propia derecha dicen que hay un problema, en particular, con la figura de Sebastián Piñera…

Cuando la gente me habla de Piñera, me dice: "Siempre anda con letra chica. Ofrece esto, pero con letra chica". Ese es el problema que nos va a marcar. Nos van a recordar por haber hecho crecer al país de nuevo al 6%, pero también por la falta de sensibilidad y equidad social. Piñera va a cargar con ese carácter de tecnócrata que terminó siendo la marca de su gobierno, con esos primeros gabinetes donde no había ni uno que hubiéramos conocido en alguna campaña. ¡Nunca los había visto en ninguna parte, excepto en sus empresas!

¿Fue un gobierno muy desligado de su sector político?

Sí, fue un gobierno desligado de su sector político. Al final ha querido corregir, pero creo que ya es tarde. A eso se sumó la incubación de una molestia partidista. Tiendo a entender a Carlos Larraín y sus heridas, desconfianzas y formas de actuar, porque nunca hubo un buen diálogo con él. A lo mejor ahí hay dolores que no se han declarado. El gobierno tiene responsabilidades por una gestión política que deja mucho que desear. El gran aprendizaje es que hemos sido muy buenos emprendedores, gestionadores, y hemos sido pésimos políticos. Ese va a ser el corolario, ese va a ser el resumen del gobierno de Piñera.