Carlos Díaz: "Yo ya había avisado a la Federación, pero nadie me hizo caso"

El atleta cuenta las sospechas sobre las marcas de Iván López, el chileno que dio positivo por EPO. El fondista dice que se fue de Chile por las cosas raras que veía, entre ellas, el actuar de la Fedachi.




Su cruzada ya empezó en busca de la mínima olímpica (3'36"20) en los 1.500. Carlos Díaz fijó su residencia en España hasta el 31 de julio. Lo buscará en las reuniones de Bilbao o Barcelona como ayer en el Meeting Iberoamericano de Huelva, donde se concentró una pequeña parte de la aristocracia del atletismo mundial que no dejaban de preguntarle a Carlos qué pasa en Chile. Una pregunta desagradable pero de moda. El último caso de dopaje de Iván López, que iba lanzado a los JJ.OO. y que acababa de derrotar a Díaz en Río de Janeiro, fue como un golpe en el corazón. Una cruel manera de dudar de todo y de todos, hasta de Carlos, que, en esta conversación con La Tercera, muestra un perfil férreo, insostenible frente a la sospecha. No esconde ninguna pregunta y acepta con educación la desconfianza del periodista. Hay preguntas perversas, imprescindibles en una época como está en la que, pese a todo, se muestra invencible. Se amuralla en sus valores que arrancan desde el sacrificio que le enseñaron sus padres y que, según él, riñen con las trampas. "Yo ya había avisado de esto al presidente de la Federación", señala. "Pero nadie quiso hacerme caso".

Si es tan amable, ¿va a permitir en esta conversación que yo desconfíe de usted?

Se nota. Eso se ha notado. La gente no hace más que preguntarme qué pasa y yo lo siento tanto, es una pregunta que me molesta tanto… No sé qué decir realmente. Me da tanta pena que se ensucie el nombre de Chile y de que nadie pusiese remedio en su momento… Me da más pena, porque ya es inevitable.

¿De qué remedio habla?

A mí no me sorprendió. Es el tercer caso por dopaje que se ha dado con el mismo entrenador chileno… Habría que haber hecho una investigación antes de que pasase esto. No habría que haber esperado tanto. Esto no es culpa de una sola persona, esto es un círculo de gente que no se da cuenta de que la victoria no lo justifica todo.

¿Se siente usted estafado? Hace dos semanas Iván López le ganaba en el Iberoamericano en Río.

Pero ahora nos preguntamos qué sentido tiene esa victoria… ¿Por qué ahora y no antes? Yo desde 2012 vengo a entrenar a España con los mejores del mundo, en las mejores instalaciones, lo dejo todo en Chile, mi casa, mi familia, mi vida…, para sacrificarme en lo que creo. Iván, sin embargo, vino tres semanas y batió mi récord, eso es increíble, no tiene lógica. Ahora ya no tengo que explicar por qué.

¿Le daría un puñetazo?

No, no tengo que ser yo; tiene que ser él. La reprimenda se la debe dar él a sí mismo, porque tiró por los suelos al atletismo chileno. Durante estos días viene gente de Argentina, Colombia, Brasil, de todas partes del mundo, que nos pregunta escandalizada a mí y a gente como yo, que no tiene culpa.

¿Va usted de mártir?

No, pero sí les podría contar que en 2013 yo me quedé fuera del Sudamericano de 1.500 y que fueron Iván López y Mauricio Valdivia, los que dieron positivo.

¿Quién me dice a mí que usted no se dopa?

He seguido una progresión. Me dedico a cumplir etapas, de junior, Sub 23, ahora de adulto, tengo los récords de Chile. No pretendo presumir ahora de nada, pero me parece que mi ética es intachable: prefiero el sacrificio, trabajar sin remordimientos, vengo a España año tras año a mejorar, a madurar…

Podría no ser un orgullo entrenar en España, que fue el paraíso del dopaje.

En 2013 yo empecé a ver cosas muy raras en Chile. Había resultados que no podían explicarse. Pero en vez de armar jaleo hablé con mi familia, con mi padre, con mi madre, que es mi entrenadora, y acordamos que tenía que salir de ahí, huir de ese medio. Mantuve, incluso, conversaciones con el presidente de la Federación en las que se lo dije.

¿Y qué le contestó el presidente?

No había manera, inconscientemente lo encubría todo hasta que pasó esto y yo mismo, que estoy buscando la mínima olímpica, me pregunto cómo no desilusionarme.

¿Y no se desilusiona?

No, porque no puedo meterme en el mismo saco que esa gente. No sería justo con mi esfuerzo, con el de mis padres, con todo lo que me ayudan y me han ayudado. Tengo que luchar más que nunca.

¿Qué sería de esta conversación si usted mañana diese positivo?

Sería una gran mentira. No merecería ni volver a Chile. No podría mirar a la gente que confía en mí o en mi sacrificio. Pero eso nunca pasará. Me molesta incluso la pregunta porque es como si se dudase de mí y yo no voy a arriesgar mi vida por un resultado o por una medalla. No me educaron así.

¿Entonces López no tiene derecho a rectificar, a pedir perdón?

Es una situación difícil, pero yo espero y quiero que sí. Fue una desilusión terrible. Antes me preguntaba usted si yo le pegaría un puñetazo por ser uno de los afectados de sus trampas. Pero yo le diría más: el afectado no sólo soy yo o cualquier atleta que compitiese con él; el afectado es todo Chile.

Al menos, usted habla directo.

Porque esto tiene que ser así. Yo no me limito a correr, antes de salir a la pista estudio oponentes y sabía que eso no era posible, esos altibajos, esas transformaciones tan rápidas. Pero lo decía en la Federación y nadie me hacía caso. Ni siquiera cuando me fui.

¿Alguna vez le ofrecieron doparse en España?

No me han ofrecido nada nunca.

Tal vez tuvo suerte.

Si yo escapé de Chile por las irregularidades, no era para meterme en España en algo igual o peor. No tendría sentido. Nunca supe lo que era el dopaje ni quise saberlo. No quiero saber ni cómo es un pote de EPO, porque a lo mejor si lo supiese sería porque empezaba a dudar de las posibilidades de lograr algo por mí mismo. Y si llega ese día está claro que es mejor dejarlo.

Pero la tentación de la medalla existe. Máxime en una sociedad que se mide por éxitos y fracasos. 

Sí, lo sé, y también sé que la mente puede ser muy débil, pero si tú aceptas eso ¿cómo vas a hablar de ética? Mi moral es la de jugar limpio. No me interesa lo más mínimo un puesto de finalista en JJ.OO. si es a golpe de mentiras, porque entonces sí sería un fracasado. Siempre buscaré lo mejor de mí, nunca lo peor. Yo hago esto por pasión y la pasión necesita estar tranquila. No puedes andar escondiéndote.

En vez de conmigo, podía haber tenido usted esta conversación con Iván López.

Él también lo podía haber pensado. Ha demostrado que la medalla vale todo para ellos. Para mí, no. Para mí, una medalla es producto del esfuerzo, no de sustancias ilícitas. Si uno no admite eso es que no entiendo ni como fue capaz de hacerse atleta. Es lo primero que yo le preguntaría.

Hay tantos a los que se les puede hacer esa pregunta…

Tuve esta conversación con Roberto Tello, el atleta de 3.000 obstáculos, que coincidía conmigo, porque por culpa de esta gente ahora resulta que todo el mundo va a dudar de nosotros. Pero como me decía Roberto, y no se me olvida, 'Carlos, tenemos que ser fuertes, tenemos que demostrar la fuerza del atletismo limpio'. No se me ocurre decir otra cosa. Quiero que la gente crea en mí, no en el atleta que no soy.

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