El senador Carlos Montes (PS) redactó una carta de dos carillas y la distribuyó entre sus pares del comité socialista. En ella, explica de forma detallada los motivos por los que tomó la drástica decisión de renunciar a dos de sus roles a nivel parlamentario: la jefatura de la bancada y su presencia, como representante de ese partido, en la Comisión de Hacienda, que presidiría el próximo año. Por añadidura, renunció a participar de la subcomisión mixta de presupuesto y a presidir la cuarta subcomisión.
En el texto, cargado con una fuerte crítica a la gestión política de La Moneda, Montes explica que resolvió dimitir tras fallar en al menos tres misiones relevantes que le había encomendado la bancada. La primera era que, con miras al "desafío del crecimiento", se incluyeran en el presupuesto las propuestas del PS en inversión pública y pública-privada. La segunda, que en materia educacional se contemplara el inicio de un plan de fortalecimiento a 10 años de las universidades estatales.
El tercer punto es "el intento de influir en la conducción política, haciendo ver entre los presidentes de partidos, jefes de bancadas y ministros de las carteras políticas que el problema no era solo de prioridades legislativas, sino de operaciones políticas para acumular fuerzas y recuperar apoyo político".
En estrecha relación con haber fracasado en la búsqueda de una nueva forma de coordinación con el gobierno, Montes explica en su misiva que otro motivo que lo llevó a renunciar es "de dignidad básica", y responde a que "el estilo del gobierno es claramente negociar con la derecha, tantearnos a los de la Nueva Mayoría sin mayores consecuencias, cuando hay diversidad, y avanzar sin mayores consideraciones".
El episodio más reciente de lo que menciona Montes ocurrió durante la tramitación de la glosa de gratuidad para el presupuesto de 2017, momento en que el Ejecutivo llegó a un acuerdo con la derecha que ampliaba las becas para las universidades privadas, para evitar que recurriera al Tribunal Constitucional.
En la carta, Montes acusa a La Moneda de no hacer lo mismo con el propio conglomerado: "La condición de senador -y de parlamentario en general- no tiene mayor significado en el esquema del equipo político. Normalmente, solo hay instancias formales de discusión. No hay intención genuina de procesar y acoger planteamientos diversos, aunque sea de las bancadas". Y luego, dirigiéndose a los socialistas, comenta que si bien algunos le señalaron que su actitud "debía ser más mediática y dura en la discusión pública con el gobierno", señala que ese no es su estilo y que "esa articulación debe ser preferentemente al interior de la Nueva Mayoría".
Finalmente, menciona un malentendido que ocurrió en un momento en que reemplazó a Fulvio Rossi en la Comisión de Educación, mientras él estaba de viaje, y precisa que no tiene "mayor interés" en formar parte de esa instancia, aunque "quisiera colaborar en la discusión de la nueva educación pública, que está muy atrasada, y en el proyecto de educación superior".
La molestia del senador socialista se suma a la de su par PPD Jaime Quintana por el acuerdo con la derecha en educación. A fines de noviembre envió una carta a algunos ministros en la que lamenta "cuando se viste de triunfo la derrota de nuestros principios".