El ex senador Carlos Ominami apunta en contra del pacto que se conformó para apoyar la postulación de Michelle Bachelet. Sostiene que la Nueva Mayoría no está en condiciones de impulsar los cambios que propone la ex presidenta y acusa que "lo que los partidos quieren es utilizar la popularidad de la candidata, pero ponerle los candidatos que ellos quieran".

Esta es la primera elección en que las principales cartas son mujeres. ¿Como cambia la competencia?

Yo no diría que son los principales candidatos. Diría que son las candidatas del duopolio que ha gobernado Chile durante estos años.

Pero son las que están mejor aspectadas, Bachelet sobre todo...

Me parece que eso es totalmente prematuro. No nos olvidemos que las elecciones se ganan en el momento en que se cuentan los votos.

Entonces, ¿no cree que Bachelet y Matthei son los nombres más competitivos de esta elección?

El hecho objetivo, es que hay una candidata que es un fenómeno político electoral, que es Bachelet; no sé qué pasa con Matthei, creo que son puras especulaciones. El dato objetivo es que son las candidatas de la Concertación más el Partido Comunista y de la Alianza, y habrá que ver también si de la Alianza completa o con algunas heridas en Renovación Nacional; eso también habrá que verlo.

Esta competencia les está dejando poco espacio a otros candidatos...

No necesariamente. Hay, por cierto, una tendencia natural, comprensible del duopolio, a tratar de eliminar la competencia, a que la atención se concentre en su oferta limitada. Ha habido una cierta frivolidad en poner por delante cuestiones biográficas, el hecho de que sean dos mujeres, hijas de generales de la Fuerza Aérea, que estuvieron en trincheras opuestas. Esos son elementos de interés pero no sustituyen una discusión programática de fondo. Si no somos capaces los que no estamos representados en ese duopolio de poner contenidos sustantivos, y, finalmente, esta elección se transforma en una oposición entre historias biográficas, podría ocurrir esto.

En ese escenario, Marco Enríquez-Ominami ha quedado relegado.

Es que no ha habido discusión. Lo que tuvimos en los debates de las primarias no fueron debates, fueron más bien entrevistas paralelas. Lo que tiene que venir ahora, a partir del 19 de agosto, son debates en serio, donde se pueda discutir sobre las cuestiones de fondo: una nueva Constitución, la gratuidad en la educación, los alcances de la reforma tributaria.

¿Considera que Bachelet puede hacer avanzar esas banderas?

Creo que ella tiene convicciones sobre eso, no tengo dudas. No creo que decir "nueva Constitución" en ella sea hoy día una pose. Creo que ella sabe que un eventual nuevo gobierno de ella no puede ser la continuidad respecto del gobierno anterior. Tiene que apuntar a una línea de cambio fuerte. Lo que sí me preocupa es si se han creado las condiciones como para que esas banderas puedan llegar a buen puerto, y ahí tengo serias dudas. Lo más esencial: es importante levantar una bandera, pero es importante también generar la fuerza social, política, parlamentaria que te permita que esas banderas finalmente puedan prosperar.

¿Usted piensa que la Nueva Mayoría está en condiciones de hacer esos cambios?

La Nueva Mayoría es básicamente un nombre de fantasía. La Nueva Mayoría es la vieja Concertación, sin ningún reacomodo, más el PC; eso no es nueva mayoría. Aquí se pudo haber hecho un esfuerzo en serio para cambiar la relación de fuerzas en el Parlamento. Lo que estoy viendo es que la relación de fuerzas que vamos a tener en el próximo Parlamento no va a ser muy distinta a la que tenemos hoy día.

Lo que quieren los partidos es utilizar la popularidad de la candidata, pero ponerle los candidatos que ellos quieran. El episodio más dramático fue el de Víctor Manuel Rebolledo. Hay otros que pueden estar en las mismas condiciones.

¿Cómo quiénes?

Está el caso del diputado que está vinculado al proceso en Hualpén, Cristián Campos. Veo amplios letreros de la ex Presidenta Bachelet con Daniel Farcas, que no está siendo procesado, pero no es precisamente un símbolo de la educación pública y de calidad gratuita en Chile.

Lo que me preocupa es que fuerzas dentro del mundo de la oposición están también buscando que las cosas vuelvan a esta normalidad, una normalidad muy entre comillas, de una gran mediocridad.

¿Se refiere a los DC que están en el comando de Bachelet?

Es transversal, sería súper injusto decir mire, este partido es el que bloquea las cosas, o concentrar las cosas en la DC. Creo que es muy importante que exista un centro, pero el centro no es en Chile hoy día un punto equidistante entre la UDI y la izquierda. Yo creo que el centro tiene que asumir que lo que ganó en la primaria con Bachelet es una propuesta de cambio y ellos pueden ser el centro dentro de ese cambio, no pueden ser un factor que busque limitar el cambio. El cambio ganó, el cambio se impuso en la primaria. Ahora, ellos, dentro del cambio, tienen legítimamente el derecho a ver sus matices, poner sus propios colores.