En la sede del PRO, acompañando a su hijo Marco, el ex senador Carlos Ominami esperará los resultados de la elección. En la víspera, el ex legislador dice que lo "irrita" la "soberbia y ceguera" de la Nueva Mayoría, por no generar un espacio de convergencia más allá de los partidos del bloque. Para el ex PS, la coalición es "puramente electoral" y no será capaz de mantener la unidad si es que Bachelet llega a La Moneda.

En julio, usted dijo que los compromisos adquiridos por Bachelet se "comenzaban a diluir". A un día de la elección, ¿siente que ese programa finalmente se diluyó?

Se hizo una apuesta, electoralmente consistente, hacia la ambigüedad. Decir nueva Constitución sin decir cómo es, es una ambigüedad inexcusable. Cuando se dice que el mecanismo será democrático, participativo e institucional, le respondo: ¡Era que no! Quién podría querer un mecanismo autoritario y excluyente, eso es absurdo. En la reforma educacional tampoco hay definiciones claras, e incluso en el tema tributario con el FUT. Toda esta ambigüedad tiene explicación: no están de acuerdo.

¿Hay dos almas en la Nueva Mayoría?

Esta es una coalición puramente electoral, y cuando quieres hacer pasar un acuerdo electoral como una nueva mayoría, es un salto grave, que involucra ceguera y mucha soberbia respecto de lo que viene. Si uno toma en serio los anuncios de Bachelet, ella va a requerir una gran mayoría social y política, y esa mayoría no es el 50% más uno de los votos. Hice un pequeño cálculo: un candidato puede ganar en primera vuelta con 3.800.000 votos. Si decimos que el padrón es de 12 millones, te da un 31%. Proclamarte Nueva Mayoría con esa cifra es soberbio y es ceguera. Es soberbio porque les dices a otras fuerzas que compitieron que "valen hongo", y le dices a fuerzas sociales relevantes, como la Fech y la Feuc, que no les interesan.

Marco Enríquez-Ominami se ha referido al "casi cambio" del programa de Bachelet como, por ejemplo, en la gratuidad en educación superior o el mecanismo de cambio a la Constitución. ¿Comparte ese juicio?

Si ella quiere cumplir los compromisos y pasar del "casi cambio" al cambio, aquello significará que su coalición se va a quebrar, no resiste los planteamientos de nueva Constitución o una reforma educacional en serio. De hecho, en esa coalición hay quienes quieren terminar con el lucro y otros que no sólo son partidarios, sino que viven del lucro. Asumiendo que esa coalición no resiste, el gobierno tiene que generar una mayoría social y política de verdad, que es lo que no hacen con este llamado soberbio a ganar en primera vuelta. No quieren una definición clara ni dialogar con los demás, no quieren tener una mayoría suficiente para sustentar los cambios.

De sus palabras desprendo que, esta vez, no corre la excusa del veto de la derecha.

Estamos en un cuadro enteramente distinto a la elección anterior, por eso es irritante lo que están haciendo. Tú no tenías fuerzas contestarías al duopolio, pero hoy esas fuerzas pueden ser un tercio de la elección. Por primera vez pueden existir mayorías nítidas, pero he visto cómo dirigentes importantes de la Concertación manifiestan su preocupación por la derecha. ¿Y qué importa? La gran novedad es que la derecha no tenga veto, pero hay varios en la Concertación a los que les gusta el veto de la derecha, porque les gusta la negociación que termina en el "casi cambio".

¿No hubo señales de un entendimiento desde la Nueva Mayoría?

No. Toda esta campaña que se ha venido desarrollando es agresiva y hace aún más difícil las confluencias. Dentro de la gente que se siente excluida de esta definición presidencial se manifiesta un sentimiento de antipatía. Sus argumentos son lamentables. Primero, que la "hagamos cortita". Le digo a Bachelet: prefiero sufrir un mes de campaña que cuatro años. Y el segundo es: "Cabros, voten a ganador", sin llamar a nada sustantivo. Espero que exista una gran cantidad de personas que paren la soberbia.

Varios dirigentes coinciden en que Marco ha crecido como candidato. Sin embargo, sólo con carisma no se ganan las elecciones. ¿Qué faltó esta vez?

Creo que estamos ante un fenómeno inédito en la historia de Chile, y priman más las subjetividades que las razones objetivas. Hay muchos atributos en que Bachelet es muy fuerte, como la simpatía, la cercanía y la empatía, y contra eso es difícil luchar.

Pero la posibilidad de Bachelet como candidata es una idea instalada desde el día después que dejó La Moneda.

Siempre creí que habría candidatura de Bachelet. En términos futbolísticos, es un equipo que ganaba desde la previa y que se dedicó a tirar la pelota para afuera y hacer tiempo. Con eso ganas elecciones, pero no gobiernas Chile. La Nueva Mayoría no está en condiciones de sustentar los compromisos de Bachelet.

¿Hay alguna autocrítica?

Debimos hacer aún más esfuerzos para producir una reagrupación de las fuerzas alternativas y evitar la proliferación de candidaturas. Lamento que no hayamos podido dar esta lucha con el PH y los ecologistas. Fue un déficit nuestro.