Después de tomar desayuno en uno de los comedores del hotel Metropole, en el corazón de la ciudad de Hanoi, la antigua e histórica ciudad que concentra el poder político y administrativo del régimen comunista de Vietnam, el ex senador socialista Carlos Ominami cogió el teléfono de su habitación para responder a las preguntas de La Tercera, justo antes de lanzarse a recorrer museos históricos, testimonios de la guerra.

¿El tema? El actual momento político, marcado por el regreso de la Concertación, hoy devenida en el "acuerdo político y programático" Nueva Mayoría, al poder después de cuatro años.

El dirigente del PRO y padre adoptivo del ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami se tomó unos días de descanso para viajar a Asia y luego iniciar un periplo por Europa, para dictar conferencias en Londres y Bruselas, y arribar a París, para reunirse con amigos socialistas franceses.

A semanas de que Michelle Bachelet regrese a La Moneda, ¿qué expectativas tiene sobre el período que viene?

Vamos a apoyar las tres grandes reformas que está planteando Bachelet: nueva Constitución, reforma tributaria y educación, porque, además, son nuestras reformas desde que estábamos dentro de la Concertación. No podemos apoyarla sino con entusiasmo. Hay una segunda oportunidad de transformaciones, la primera fue el plebiscito del 1988, y luego nos enredamos en una negociación patética y no aprovechamos esa oportunidad. Hoy día, por fortuna, tenemos una segunda oportunidad para tener una democracia dinámica, una democracia con participación. Apostamos al éxito del gobierno de Michelle Bachelet, no a su fracaso.

Hace unos meses, usted declaró que sentía que los compromisos de Bachelet "se comenzaban a diluir" y marcaba distancia de la entonces candidatura de la Nueva Mayoría...

Creo que Bachelet volvió a Chile porque entiende que no puede hacer lo mismo que hizo en su primer gobierno; si no, no tenía sentido volver. Hay una sociedad mucho más movilizada y exigente, porque las condiciones de la derecha son precarias y las fuerzas progresistas tuvieron un tremendo resultado; estamos cerca de los dos tercios desde el punto de vista electoral. Están esas condiciones que son distintas y hablo desde el mundo progresista. Tenemos una densidad programática mucho mayor. Las condiciones para apoyar a Frei en el 2009, por ejemplo, eran mucho más modestas. Ahora, la Nueva Mayoría no es una nueva mayoría, quedó de manifiesto en la primera vuelta. Es una primera mayoría fuerte, pero no es la mayoría social política.

¿Quiere decir que hoy el Partido Progresista está más cerca de la Nueva Mayoría?

El mundo progresista tiene que apoyar estas reformas, estar inserto en el mundo social y, a su vez, provocar nuestra propia convergencia. Deberíamos buscar converger con las fuerzas progresistas en la Nueva Mayoría y ser consistentes con lo que estamos diciendo. Si Bachelet tomó nuestras banderas, nosotros tenemos que apoyarla y asumir el costo de esas definiciones.

¿Esa convergencia es real o responde sólo a la expectativa de que se regresa al poder?

Soy muy respetuoso de las decisiones del PC, pero no las comparto. Ellos entraron a algo que ni está claro qué es lo que es y en donde existe la posibilidad de salir trasquilados. Lo que dijo hace unos días Jorge Arrate tiene fundamento. No podría simplemente sumarse a esta coalición, aquí tiene que construirse esa mayoría social y política. Y Bachelet tiene el protagonismo y las condiciones para avanzar en esa dirección. Aquí tiene dos opciones: o se queda con esta coalición electoral donde será tironeada y donde la convergencia conservadora puede jugar un papel muy importante de ultramoderación en lo programático, o busca fortalecer las fuerzas progresistas que hoy representa la mayoría dentro de la Nueva Mayoría, pero que son insuficientes para respaldar un programa de transformación.

¿Cree que el gobierno y la Nueva Mayoría responderán a las altas expectativas ciudadanas?

Uno no le puede pedir a Bachelet que en marzo del 2017 salga diciendo: "Aquí está la Nueva Constitución, aquí hay una súper reforma tributaria y una gran reforma educacional". Si este es un proceso y avanza en la dirección correcta, ya será un tremendo avance.

Pareciera ser que los movimientos sociales exigirán mayor celeridad...

Los movimientos tienen expectativas, pero lo importante es que se configure como un bloque social y respalde las transformaciones. Si se puede en cuatro años, estupendo. Pero lo importante es que tiene que abrirse un proceso en serio, que avance y no retroceda.

¿Qué espacio debe ocupar Marco Enríquez-Ominami?

Ser parte integrante de un movimiento que defienda la asamblea constituyente. Marco hizo un gran aporte programático y debe velar por el cumplimiento del programa, debe tener una actitud de apoyo a esas reformas. Debe tener vigilancia activa y ser crítico cuando se produzcan las desviaciones.