En pleno recrudecimiento, este comercio "ha engendrado tal nivel de  matanzas y violencias que constituye una amenaza no sólo para la supervivencia  de las especies más preciosas del planeta, sino también la estabilidad  económica y política en muchas regiones del mundo", alerta el príncipe Carlos en el mensaje de nueve minutos de duración.

"El desarrollo de una demanda visiblemente insaciable, sobre todo en Asia, ofrece un acicate económico a una criminalización y una profesionalización  crecientes del tráfico. Bandas criminales organizadas roban y masacran  elefantes, rinocerontes y tigres así como otras especies a una escala sin  precedentes, llevando a muchas de ellas al borde de la extinción", prosigue el  heredero de la corona de Inglaterra.

A su lado, su hijo Guillermo, duque de Cambridge, muy activo también en el ámbito de la protección de la naturaleza, añade: "nosotros debemos ser la  generación que acaba con el comercio ilegal y garantiza el futuro de estos  animales magníficos y su hábitat. Porque si fracasamos, será demasiado tarde".

El vídeo concluye con un lema -"Unámonos por la vida salvaje"- recitado en árabe, vietnamita, swahili, español y mandarín.

Este doble llamamiento real se difunde días antes de una gran conferencia organizada por el Gobierno británico, que reunirá el miércoles y  jueves en Londres a altos responsables de medio centenar de países para intentar encontrar respuestas a esta situación.

"En diez años, un 62% de la población de los elefantes de la selva africana  ha sido diezmada. Un rinoceronte es sacrificado cada once horas. Hace cien  años, 100.000 tigres vivían en estado salvaje en Asia. Su número se estima por  debajo de 3.200 hoy en día", detalla el príncipe Carlos.

Según la Unión Europea, el cuerno de rinoceronte es hoy más precioso que el  oro y se negocia a de 40.000 euros el kilo; los huesos de tigre, empleados  también en medicina asiática tradicional, a 900 euros el kilo.

El tráfico de marfil, con una fuerte demanda de China y en menor medida  Tailandia, es particularmente activo, a pesar de la moratoria sobre su comercio internacional decidida en 1989.

El número de elefantes africanos abatidos por cazadores furtivos, 22.000 en 2012, se ha duplicado en diez años. A este ritmo, la supervivencia de este  animal emblemático del continente ya no está garantizada.

Varios países -China, Estados Unidos, Filipinas- han procedido los últimos meses a destrucciones parciales de sus existencias de marfil ilegal. El jueves,  al pie de la Torre Eiffel, Francia ha triturado tres toneladas de marfil  procedente de requisas para sensibilizar a la opinión y mostrar su determinación en la lucha contra este tipo de tráfico.

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