Si Carlos Zannini tiene un mérito indiscutido, ese es haberse mantenido durante toda la década kirchnerista en el círculo de hierro del poder argentino. Nadie puede contar con ese mérito, con la excepción de la propia Cristina Fernández. Y ahora que la presidenta argentina ha debido delegar sus funciones al someterse a una operación craneal debido a un hematoma, es unánime la opinión de que quien quedó a cargo en la práctica no es el vicepresidente Amado Boudou, como establece el marco legal y el decreto firmado para la ocasión, sino que Zannini, hombre de confianza de Néstor Kirchner desde fines de los 80 y secretario de Legal y Técnica de la Presidencia argentina desde el primer día del gobierno K, en 2003.
Zannini se ha consolidado como el hombre fuerte del Ejecutivo kirchnerista gracias a haber conjugado un muy bajo perfil y la capacidad para haber interpretado las decisiones políticas de Néstor y Cristina Kirchner y traducirlas en decretos, resoluciones y proyectos de ley. Son obras de su creación la estatización de AFJP (los fondos de jubilaciones y pensiones), la lucha por el uso de las reservas del Banco Central, una reforma electoral, la composición de las listas parlamentarias oficialistas y el polémico plan Fútbol para Todos, que puso en manos de la televisión pública la transmisión del fútbol transandino.
Aunque nació en la provincia de Córdoba en 1954, su carrera política la inició en Santa Cruz, a la sombra de Néstor Kirchner. Eso sí, antes, en los 70, fue militante del grupo maoísta Vanguardia Comunista y pasó cuatro años preso en La Plata durante el régimen militar. Estudió Leyes, y con el regreso a la democracia un amigo lo convenció de emigrar hacia Río Gallegos, la capital santacruceña. Ahí conoció a Kirchner, y en 1987 asumió como secretario de gobierno municipal de Río Gallegos. En 1991, cuando el futuro presidente fue elegido gobernador, Zannini fue designado ministro de gobierno provincial.
Siempre asociado a Kirchner, "El Chino" Zannini (apodo asociado no tanto a su aspecto físico, sino a su pasado político) fue legislador local, jefe de los diputados provinciales y presidente del Superior Tribunal de Justicia de Santa Cruz. Y el 25 de mayo de 2003 se mudó a Buenos Aires para asumir como secretario legal y técnico de la Presidencia de Kirchner, cargo en el que fue confirmado por Cristina Fernández en 2007 y en 2011. Su rol no hizo más que crecer con la muerte del ex presidente, en 2010.
Pero sus funciones no se limitan al trabajo en la Casa Rosada. Marcado por su ADN "revolucionario" del pasado, es considerado el ideólogo de dos de los grupos juveniles kirchneristas: La Cámpora (fundado por Máximo Kirchner) y Unidos y Organizados. Fue en actos de estas agrupaciones que Zannini ha dejado a un lado su bajo perfil y ha tomado el micrófono para convocar a los jóvenes a "bancar el modelo".