Es probablemente una de las obras más populares y reconocidas del siglo XX.  Inspiradas en manuscritos profanos y medievales de monjes Goliardos durante la edad media, la composición de este repertorio adopta intensidad, ritmos y musicalidades vibrantes.  Desde su estreno en Frankfurt en 1935, Carmina Burana del compositor alemán Carl Orff se ha transformado en una pieza fundamental y obligada para los escenarios del mundo. En esta ocasión la interpretación será de la Orquesta y Coro Sinfónico de la Universidad de Chile, en un evento que cerrará la edición número 47 de las Semanas Musicales de Frutillar. 

Sus textos poéticos relatan, en un repertorio sinfónico coral, la grandiosidad de una pieza que ha transcendido en diversos países. "Las veces que he realizado este oratorio, el público se vuelve loco. Me sorprende mucho la llegada que tiene, es algo muy potente" dice Alejandra Urrutia quien estará dirigiendo la pieza musical junto al coro liderado por Juan Pablo Villaroel.

La organización del coro, orquesta y solistas, según la directora, hace que la interpretación de esta obra destaque y perdure a través del tiempo. Desde la primera parte con Fortuna Emperatriz del mundo, siguiendo por En la Taberna y  Corte del Amor, Carmina Burana encierra una poderosa puesta en escena de carácter teatral. "La composición y combinación de los tres elementos en el escenario hace que sea una pieza aún más atractiva y grandiosa. Para mí siempre es un desafío" señala Alejandra Urrutia, quien ya sea había presentado anteriormente con este repertorio a principios de año para celebrar los 74 años de aniversario de la Orquesta Sinfónica.

La fuerza que alcanza y distingue esta pieza musical, hace que rítmicamente movilice a las personas: "La música de Carl Orff es muy poderosa. Tiene ese concepto de simpleza pero a la vez es muy potente. Son melodías que se van repitiendo como en un texto, un texto que va cambiando junto a sus estrofas, pero manteniendo la estructura musical. Son melodías que perduran en la cabeza de quien lo escucha".

Con Caminar Burana, el escenario del Teatro del Lago se prepara para bajar su telón. Durante 10 días de jornada el evento logró convocar a cientos de personas de todas las edades, incluso agotando sus entradas de manera anticipada. El anfiteatro del Teatro también logró protagonismo con sus conciertos al medio día, donde el paisaje y la acústica del lugar lograron cautivar a un fiel público que no cedió ante los aplausos. Este año, entre las novedades de programación, destacaron conciertos de música popular, películas, góspel y boleros, una apuesta que innovó en el repertorio que desde sus inicios convocó sólo música docta. En un afán por involucrar y llamar la atención de distintos tipos de público, Semanas Musicales una vez más consagra a Frutillar como la ciudad de la música en Chile.