La princesa Carolina de Mónaco declarará probablemente como testigo en el juicio que se celebra en la ciudad alemana de Hildesheim contra su marido, el príncipe Ernesto Augusto de Hannover, quien según las acusaciones golpeó brutalmente al dueño de una discoteca en Kenia en el año 2000.
Este es el tercer juicio que se celebra contra el marido de Carolina de Mónaco por lesiones corporales graves. En él, el acusado busca limpiar su honor y recibir una pena pecuniaria menor a la que le fue impuesta en segunda instancia en 2004.
El vástago de la más antigua dinastía europea, de 55 años, fue condenado en aquel año a pagar una multa de 445.000 euros (590.000 dólares) por atacar al dueño de la discoteca.
La condena se basó en una confesión presentada por el entonces abogado defensor de Ernesto Augusto en la que el noble alemán se disculpaba y explicaba que lo había hecho en estado de considerable ebriedad y admitía haber tenido un objeto en la mano.
El príncipe demandó con posterioridad al letrado alegando que la confesión no había sido autorizada por él y sostuvo que sólo había propinado dos bofetadas al propietario de la discoteca vecina a su casa en Kenia, que se negaba a bajar el volumen de la música.
Sin embargo, el propietario de la discoteca asegura que fue agredido con un puño americano y recibió heridas graves en pecho y pulmones que le podrían haber causado la muerte.
En las ocasiones anteriores, Carolina de Mónaco prestó sus declaraciones como testigo, pero no lo hizo públicamemte. Entonces defendió a su marido y aseguró que sólo le dio dos bofetadas al portero de la discoteca.