Pasión. Eso es lo que proyecta la empresaria Carolina Echenique Pellegrini cada vez que relata el inicio de Tika, marca de snacks que no usa colorantes, saborizantes ni ingredientes artificiales. No eran días sencillos: había perdido un hijo y se cuestionaba qué quería hacer con su vida, hasta que una noche tuvo un sueño en el que caían papas de colores desde el cielo. Al despertar supo qué es lo que quería perseguir.

Tika, que nació en el garaje de su casa, se convirtió en una firma que exporta a casi 15 países, concentra el 6% del mercado de snacks nacional y crece a un ritmo de 40% anual. Todo, como resultado de lo que su fundadora describe como "una ola de pasión, energía, descontrol y creatividad", que asegura fue lo que le permitió no aceptar un no por respuesta y convertir a su empresa en un referente del mercado de los snacks saludables.

Y aunque nunca se imaginó que sería empresaria, ocho años después del sueño que reorientó su vida, Echenique ya tiene dos emprendimientos a su haber. Ze Farms, que agrupa todos los productos bajo la marca Tika, y la chocolatería Moulie Maison du Chocolat, cuya participación vendió hace dos meses, debido a la necesidad de priorizar su tiempo.

Hoy, esta empresaria tiene todas sus energías enfocadas en dar vida a Tika 2.0, una etapa que apunta a triplicar la compañía en los próximos tres años mediante el desarrollo de nuevos productos -no se cierra a nada, asegura, ya que incluso podrían ser pastas, embutidos o congelados- y la profesionalización del área de exportación, entrando en mercados como Argentina y potenciando otros destinos como Estados Unidos. Todo, sin perder el sello que hizo a su empresa sinónimo de emprendimiento e innovación. Por eso, incluso evalúa un cambio de su centro de operaciones para recuperar el ambiente colaborativo de sus inicios.

Un camino arrojado y optimista que la hizo merecedora del premio Mujer Empresaria 2016, que por segunda vez otorga Mujeres Empresarias y BBVA, con el apoyo de La Tercera. Ella ve en dicho reconocimiento una oportunidad para "dar gracias y abrazarnos con el equipo".

¿Hay diferencias entre emprender siendo mujer o siendo hombre?

Creo que tenemos grandes ventajas y desventajas insertas en nuestro inconsciente colectivo que debemos de ser capaces de erradicar y, gracias a Dios, las nuevas generaciones ya lo están haciendo. Digo esto, porque nos han educado a las mujeres desde siempre, hoy y a todos nuestros antepasados femeninos, para ser dueñas de casa, mamás, limpiadoras, femeninas, conservadoras, aspirantes a princesas... Y nos han dejado truncado, muchas veces, el darnos alas, sueños de crear, inventar, controlar o gobernar. Es tan simple como ver los juguetes de cada sexo: muñecas, casitas de muñecas, princesas, maquillaje versus cohetes, autos, superhéroes, kit científicos... Pero ya despertamos. Nos dimos cuenta de que todas tenemos las herramientas para ser educadas como mujeres y mamás, pero también siendo parte del mundo soñador y creador.

¿Se está redefiniendo el rol de la mujer?

Sí, y mucho más rápido de lo que todas nos imaginamos. Hoy día te das cuenta de que tienes un espacio, una opción, que no implica que el otro lo vaya a hacer mal o peor, sino que simplemente es una forma de desarrollarte, que incluso puede potenciar aún más tus otros roles. Los hombres van a tener que hacernos un espacio, pero hay ahí un tema de meritocracia.

¿Qué le parecen las políticas de cuotas...?

Las mujeres tienen que validar su entrada al mercado; no tiene que ser por paridad ni bajo un formato de igual a igual. Las mujeres tienen que demostrar su capacidad distinta, porque yo no quiero ser igual a los hombres, no me interesa. Al contrario, creo que esa intuición, esa pasión, esa experiencia como mamá, dueña de casa, es algo que no se les puede transmitir y que tiene un tremendo valor en las empresas. Y creo que los hombres no pueden ser tan miopes de no quererlo ver.

¿Ayudan para ese objetivo las políticas de paridad que impulsa el gobierno?

Entiendo que es una forma de querer contribuir. Ojalá que les funcione bien, pero pienso que las cosas impuestas nunca funcionan bien. Creo que las cosas tienen que entrar por la razón y no por la fuerza.

Con esa lógica, ¿admira a alguna empresaria?

Me encanta Lucía Santa Cruz. Ha sido una mujer inteligente, moderna, ponderada, valiente y una gran representante de nuestro género en Chile. También Verónica Monroy, del Hogar de Cristo, además de Karina von Baer, Rossana Rojas y a muchas emprendedoras que me ha tocado la suerte de conocer estos últimos años.

Visión de negocios

¿Cuál ha sido el aporte de Tika a la industria agroalimentaria chilena?

Nuestra historia ha demostrado a la industria alimenticia que no se necesita tener un tremendo equipo multidisciplinario para crear e innovar. Y, por otro lado, hemos demostrado que no es necesario utilizar 800 aditivos, saborizantes artificiales y colorantes para crear un snack saludable y masivo. En la parte agropecuaria, hemos contribuido a plasmar el rescate genético de variedades chilenas y dar oportunidades a pequeños agricultores con desarrollos más innovadores, diferentes, en base a conocimientos que han heredado.

El de Tika es un concepto que están exportando a varios países, entre ellos Estados Unidos. ¿Qué impacto podrían tener las medidas proteccionistas que anunció durante la campaña el ahora futuro Presidente Donald Trump?

Esperemos que lo que prometió no sea finalmente concretable y que entre en razón. Obviamente, influiría en el potencial que buscamos desarrollar en la exportación de Tika hacia ese país y va a depender de que se respeten los tratados de libre comercio existentes y de las barreras que pudiera implementar de bloqueo de productos no americanos. Si esto empezara a verse como una realidad tendríamos que enfocar nuestra expansión hacia Europa o Asia y poner nuestra energía en esos mercados.

Ya mirando su operación en Chile, ¿la última reforma tributaria afectó a su negocio?

Todavía estamos todos tratando de entender cuáles serán las implicancias de la reforma tributaria. La gente cree que cuando uno es una empresa grande tiene espaldas, pero no lo crean: eso se puede dar a nivel de una multinacional, pero si me empiezan a hacer 800 tipos de zancadillas diferentes, lo único que eso termina generando es que me tengo que achicar o dejar de crecer, porque tendré que destinar recursos para cumplir la nueva norma, en vez de estar enfocada y de enfocarlos en hacer crecer la empresa y generar trabajo.

¿La reforma laboral también le afecta?

La reforma laboral es súper heavy. No poder reemplazar a trabajadores en huelga o el que haya negociación interempresas... Este tipo de decisiones te generan una incertidumbre súper fuerte, cuando lo que esperas de tu gobierno es que te dé un espaldarazo. Avanzar en oportunidades y que seamos un Chile más generoso será algo imposible si se les cortan las manos a los empresarios. Tiene que ser una cosa equilibrada, pensada y evaluar por dónde se puede construir, pero que no sea en desmedro de otra parte. No se trata de que subamos a los de abajo por aplastar a los de arriba. Al contrario, subamos todos.

¿Cuál es el ánimo empresarial dado el actual escenario económico y político en Chile?

Es triste ver la desesperanza que existe en todo ámbito. Uno como empresaria está desesperanzada de las nuevas reglas del juego que vienen y que, además, no están claras. Pero también se ve en los consumidores, en los usuarios, en todos lados. El ambiente no favorece para que la pasión vuele, para que la creatividad salga. Entonces, hay que alinear al país y ponernos de acuerdo. ¿Cómo no vamos a ser capaces?

Se habla de una crisis de confianza, ¿cree que ese sea el costo de las reformas?

Obviamente, tiene una responsabilidad, pero no veo que haya algo tan negativo como para una crisis de confianza, más bien creo que es una desesperanza. Si no vas a participar del sistema, tienes que ser capaz de levantarte e ir a votar, informarte de quiénes son las personas que te pueden representar, pero que la gente no vote no se entiende. Alegan de las dictaduras y hoy, cuando tienen la opción de votar, no votan. No se entiende. Pero hay pequeñas cosas que pueden hacer una diferencia y eso parte por nosotros, todos los chilenos, no por los políticos ni el próximo gobierno, no por los empresarios o por los gremios.

¿Qué esperaría de un próximo gobierno?

Esperaría claridad, orden, que ayude a potenciar el crecimiento de Chile. La única forma es que nos pongamos productivos y eso se consigue potenciando las empresas, el consumo de cosas que se necesitan, creciendo, dando trabajo, desrigidizando el sistema laboral. Esa flexibilidad se añora; todos lo queremos.