En los últimos días, la presidenta de la DC, Carolina Goic, ha recibido varias cartas de sus camaradas en las que le piden que se sume a la carrera a La Moneda. Una de las más importantes fue la que suscribieron 12 de los 15 líderes regionales de su colectividad: "Nuestra camarada le ha devuelto a la DC el entusiamo y la mística que caracterizó a nuestro querido partido hace muchos años, mediante un liderazgo claro en las ideas y fuerte en las convicciones", se lee en la misiva que llegó a manos de Goic el viernes 17.
Al regresar de su periodo de vacaciones, la senadora por Magallanes oficializa su interés en levantar una candidatura presidencial -que debe ser ratificada en la Junta Nacional agendada para el sábado 11 de marzo- con la única condición de que ésta tenga carácter unitario. "Esto no es un proyecto personalista o individual, sino que es ponerse al frente aportando mi capacidad, mis ganas, mi entusiasmo, mi experiencia también, pero encabezando un proyecto que construimos en conjunto y que representa a la totalidad de la DC", afirma.
A fines de enero, en la postergada Junta Nacional, la DC iba a definir a su candidato presidencial. Esa decisión se postergó por los incendios que afectaron al sur de Chile, pero en las últimas semanas el panorama interno se ve al menos desordenado. ¿Fue un error retrasar ese cónclave?
Esto tiene que ver más que con el cálculo político con empatizar con la realidad del país. Estábamos en el fin de semana peak de los incendios forestales, que además habían llegado a las comunidades, quemado hogares y era un despropósito estar haciendo una discusión absolutamente desapegada de las prioridades del país. Me alegro mucho de haber visto no solo a nuestros parlamentarios, sino que a los camaradas a lo largo de cada una de las regiones colaborando, a los jóvenes en trabajos voluntarios. Ese mismo sábado en que estaba agendada la Junta Nacional, recorrí tres regiones llegando hasta Florida, en la Región del Biobío. Así que era lo que correspondía hacer en ese minuto, independiente del costo que pueda haber tenido en materia de definiciones. En esto uno no se puede perder, en cuáles son las prioridades y sobre todo frente a una situación de tanto dolor, de tanta consternación nacional.
El senador Alejandro Guillier en estos días ha ganado terreno entre sus camaradas. ¿Hay sectores que han sido seducidos por la posición en las encuestas del parlamentario independiente?
Es bueno poner esta discusión en perspectiva. Sé que son más bien algunos camaradas, no son más que personas aisladas que parecen coquetear, pero la DC tiene una definición que es llevar candidato presidencial de nuestras filas. Para mí pesa mucho más lo que yo escucho de los camaradas a lo largo del país, de quienes forman parte de la base partidaria. He sido una presidenta que si algo he hecho durante mi gestión es estar en contacto en cada una de las comunas, en las regiones, en este sentir de querer trabajar por un candidato DC.
En la antesala de la Junta Nacional existía consenso en que usted debía asumir esa candidatura presidencial. ¿Ha reflexionado sobre este tema?
Es un tema que me lo han planteado hasta el día de hoy. Lo más significativo es la solicitud formal, primero de mi región, en una carta que recibí el día de ayer (jueves) firmada por la mayoría de los dirigentes del partido en Magallanes y que me hacen esa solicitud expresa de encabezar un proyecto político nacional con el sello de las regiones. Eso se suma a otra carta que recibí hace un minuto (viernes) de 12 de los 15 presidentes regionales de la DC que también me plantean que considere el desafío de ser candidata presidencial del partido. Hoy, más que una reflexión, lo que puedo es dar una respuesta en función de todo esto que he planteado y que es que asumo el desafío de ser candidata presidencial de la DC.
¿Hay condiciones para asumir esa candidatura?
Las condiciones fundamentales para una candidatura de la DC que sea exitosa, primero, es tener unidad partidaria. En esto quiero ser muy clara: hay un ánimo colectivo que vimos en la elección interna, en el trabajo programático en el que se han movilizado nuestro expertos, nuestros técnicos. Es fundamental que exista unidad partidaria, en que trabajemos todos juntos en un proyecto que, además, es un proyecto colectivo. Cuando planteo mi posición es también en esa lógica. Esto no es un proyecto personalista o individual, sino que es ponerse al frente aportando mi capacidad, mis ganas, mi entusiasmo, mi experiencia también, pero encabezando un proyecto que es un proyecto que construimos en conjunto, que representa a la totalidad de la DC.
¿Por qué es importante que la DC tenga un candidato propio en la carrera presidencial? ¿Por qué no cuadrarse con el ex Presidente Ricardo Lagos o con el mismo Guillier?
La Junta Nacional está fijada para el 11 de marzo y yo planteo mi convicción personal, mi disposición, pero hay una definición institucional que tenemos que dar en la discusión que vamos a tener en ese encuentro. Nosotros tenemos el acuerdo de llevar una candidatura y eso no es solamente una cosa romántica. No me imagino un partido con la historia que tenemos nosotros, con la capacidad de propuestas y que –además- ha demostrado ser capaz de dar gobernabilidad, que se reste, que no ponga sobre la mesa lo que hemos ido trabajando durante estos meses que es cómo recuperamos la confianza en la buena política. Y eso se hace combatiendo la corrupción, con capacidad de diálogo, recuperando la solvencia técnica en las propuestas. Queremos un país que enfrente cambios profundos, pero que lo hace en forma gradual, convocando a todos los actores, no solo a los políticos, también a la sociedad civil: empresarios, académicos. Quiero también plantearlo desde la lógica de la responsabilidad política: estamos en un momento en que la política esta desprestigiada, pero yo soy de las que creo que revalidamos la política desde dentro, demostrando que nosotros podemos hacer las cosas bien y que queremos hacer las cosas bien.
Un debate no menor en la DC tiene que ver con si la candidatura presidencial compite en una primaria oficialista o en la primera vuelta. ¿Cuál es su postura personal?
Eso va a ser parte del debate en la junta, pero voy a plantear mi postura personal. Creo firmemente en la importancia que ha tenido la alianza de la centroizquierda para la gobernabilidad y desarrollo de nuestro país. Creo que es importante mantenerla y eso significa sumar fuerzas y llegar a una primaria y tener un candidato único de la fuerza de centroizquierda. Pero eso requiere una discusión previa respecto del tipo de coalición que formamos y ahí el planteamiento que he hecho a los presidentes de partidos de la Nueva Mayoría respecto a que nos falta un proceso de autocrítica profundo y de redefinición en nuestras relaciones para dar sustento y seguridad respecto de lo que queremos hacer hacia delante. Esto requiere una conversación en términos muy claros respecto de un acuerdo programático, un acuerdo parlamentario, pero sobre todo recuperar la disciplina en que nos ponemos de acuerdo y somos capaces de trabajar y cumplir esos acuerdos, en que procesamos previamente nuestras diferencias, en que compartimos una mirada país.
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Foto: Reinaldo Ubilla[/caption]
El 2013 un problema clave para la candidatura de Claudio Orrego fue que hubo DC que no lo respaldaron. ¿Hay ahora un escenario distinto? ¿No hay riesgos de dispersión?
Es un escenario absolutamente distinto no solo por lo que significaba en ese momento la figura de Michelle Bachelet. Claudio Orrego fue muy valiente en la convicción de representar la voz de la DC en esa primaria, donde sabía que el escenario era muy difícil. Hoy día nosotros enfrentamos la posibilidad de ser competitivos efectivamente. Cuando planteo una candidatura, no lo digo desde la lógica testimonial, lo digo desde la convicción de que la DC tiene un rol que jugar en este momento de la política, de la historia de nuestro país y que, en la medida en que seamos capaces de trabajar todos juntos, podemos tener un muy buen resultado. Esto también tiene que ver con el reencuentro que hemos tenido como partido, que es lo que siento que hemos construido durante estos meses y ser capaces de potenciar eso. Quiero ser muy clara en esto. Esto no es un desafío que uno asume sola o que se puede construir solo. Esto requiere de una construcción colectiva y de muchas manos, de muchos corazones y de mucho esfuerzo.
Pero en la DC se ven sectores que plantean posturas a veces diametralmente opuestas. ¿Cree que es posible conciliar los intereses de todos?
He visto en el trabajo programático esa disposición. No tengo temor a que existan diferencias, lo importante es cómo canalizas esas discusiones y esas diferencias. Es parte de nuestra riqueza que existan distintas miradas, pero lo que necesitamos recuperar es la disciplina. Cuando tomamos una decisión partidaria, estamos todos detrás de esa decisión. Los partidos políticos son instituciones donde te afilias voluntariamente y eso significa adscribir también a un reglamento, a formas de hacer las cosas y esa disciplina es necesaria no solo en los partidos políticos, sino también como país, que es volver a la rigurosidad en cómo hacemos las cosas.
Usted tiene una buena evaluación positiva, pero no es reconocida como una opción presidencial. ¿Hay tiempo para revertir ese escenario?
Las encuestas son fotos de un momento, pero creo en la política mucho más desde la convicción, no desde el cálculo. Y creo, además, que lo que está esperando la gente de nosotros es que no actuemos por conveniencia, acomodarnos al que parece que va a ser el ganador, independiente de que eso implique transar lo que tú crees o desperfilarte. El rol de las encuestas no es generar candidatos presidenciales. Esto es mucho más la convicción de que aquí hay un espacio donde es necesaria nuestra voz y donde siento que hoy día están las condiciones para asumir ese liderazgo, para poder así, como lo he hecho desde la presidencia del partido en estos meses, catalizar, como digo yo, de alguna manera que confluya esa energía y que la podamos poner al servicio de un proyecto país que represente a las mayorías.
En el diseño del ex Presidente Ricardo estaba lograr el apoyo del PPD, después el del PS e incluso el de la DC. ¿Ha conversado con Lagos de estos temas?
No hemos conversado en el último tiempo directamente.
¿Por qué hay sectores de la DC que se sienten representados por la opción del ex Mandatario?
Cuando haya una definición formal de la DC, no tengo duda que todo militante va a asumir disciplinadamente nuestras definiciones colectivas. Lagos es una figura que es un activo de la centroizquierda. No hay duda del capital político que tiene. Yo valoro, además, la disposición que ha tenido de incentivar un debate de fondo, de ideas, eso es valioso. Pero aquí vuelvo a la definición de la DC y la DC va a tener su candidato presidencial. Creo que hoy día, además, la política tiene códigos distintos, tiene formas distintas que no podemos soslayar. Las definiciones desde la elite ya no funcionan. Esto de querer entre cuatro paredes bajar una instrucción… hoy día hay lógicas más participativas y dialogantes, la gente quiere ser partícipe, quiere hacer sentir su voz, que su decisión influye y creo que ese es el camino más aceptado y tiene que ver con una lógica política que a mí me gusta. Es de una democracia que finalmente es más madura. Tú no puedes con las mismas reglas de antes actuar hoy día en un país que ha cambiado.
¿Eso es lo que le ha pasado a Lagos?
Creo tiene que ver con lógicas del pasado, independiente, te insisto, de la valoración que tengo de la figura de Lagos y de la disposición que tiene en tiempos difíciles también de estar presente.
Una vez que el partido defina formalmente a su abanderado, ¿qué va a pasar con quienes, por ejemplo Humberto Burotto, han cerrado filas con candidaturas como la de Alejandro Guillier?
A mí me parece que allí hay una situación que no es aceptable. Si tú estás dentro de un partido, asumes las reglas de ese partido, de ese colectivo. Para decirlo en términos muy coloquiales: es como pedirle permiso al marido para pololear. Eso no puede ser, o sea tú estás casada o no estás casada. Y creo que ahí lo que corresponde, también en la lógica de la transparencia, es asumir eso con mucha franqueza: si tú quieres trabajar por otro candidato que no es el del partido, no puedes hacerlo siendo militante del partido. Eso es muy claro, ahí no hay dos lecturas.
¿Por qué no despejar el camino a Alejandro Guillier si aparece como el más competitivo frente a Sebastián Piñera?
Porque eso significa desde la Democracia Cristiana renunciar a estar presente. No solo competir, o sea, parte de la vocación de un partido es poner nuestras ideas sobre la mesa y aportar con ello desde la construcción de nuestros liderazgos. Hay diferencias además. Yo valoro la figura de Alejandro Guillier, lo conozco como senador, veo la simpatía que genera, pero hay algo en que tengo una aproximación distinta y es que a mí no me parece que puedas enfrentar desafíos políticos como desde fuera de la política. El es senador, ya es candidato presidencial oficialmente de un partido político, el Partido Radical. Soy de las que cree que hay que validar la actividad política, lo digo con orgullo. Es en tiempos difíciles para la política, donde la política aparece más débil, que nuestra reacción no tiene que ser escapar, renegar de nuestra actividad, sino que, muy por el contrario, tenemos que mostrarnos más fuertes, más unidos y sobre todo dar señales muy claras de cómo se recupera la buena política.
¿Hay algo de engañoso en esto de presentarse desde fuera de la política?
A mí no me parece esto de vestirse con un traje que finalmente no es lo que tú eres y porque, además, cuando estamos hablando del desafío de gobernar un país, eso se hace también desde la política. Se necesita la capacidad de construir acuerdos. Incluso, si tú ves hoy día una dificultad que ha tenido este gobierno, hay que decirlo con mucha claridad, ha sido la incapacidad de trabajar en conjunto con los partidos políticos y eso ha sido una de las cosas que nos ha pasado la cuenta como gobierno. Entonces, uno no puede renegar de lo que es, sino, muy por el contrario. Creo que esto de tratar de ponerse un traje que no es para subir en las encuestas con un objetivo electoral es finalmente algo que la ciudadanía castiga. La gente es mucho más inteligente de lo que algunas personas creen, eso es por lo menos mi experiencia durante todos estos años.
Se ha manifestado partidaria de la continuación de la Nueva Mayoría, pero imagino que con algunos ajustes necesarios…
He dicho que soy partidaria de una coalición de centroizquierda 2.0 que no es la misma Nueva Mayoría que tenemos hoy día. En eso hay que ser muy claro. Nosotros quedamos al debe en muchas cosas. Hay una reflexión crítica que es necesaria respecto a cómo fortalecemos un proyecto de centroizquierda. Este eje fue fundamental para que nuestro país recuperara la democracia, para la reconstrucción democrática y es fundamental hoy también. Cuando entras a una etapa de mayor madurez democrática, se requieren condiciones distintas, o sea, no puede ser que estemos con la duda frente a sostener acuerdos. Eso requiere una discusión programática previa muy en detalle, donde nosotros como DC vamos a definir nuestros mínimos. Pero además algo que es muy importante es cómo hacemos las cosas. Nosotros necesitamos dar seguridad a la gente y eso implica certezas que se construyen en el diálogo, en el reconocimiento de los actores. Esta lógica de la retroexcavadora le ha hecho muy mal a la política y al país. Nosotros no podemos seguir actuando desde las trincheras, sino que este es un país que requiere del encuentro, de los puntos comunes y del reconocimiento inclusivo, y creo que la coalición que construyamos tiene que partir sobre esa base.
¿Cuál es su balance del rol de la DC en la administración Bachelet?
Hemos sido un partido que ha actuado con lealtad. Si revisan las votaciones, nuestros parlamentarios han estado siempre para los temas gravitantes, también hemos sido capaces de plantear los puntos de desacuerdo y eso significaba muchas veces incluso una tensión interna, pero finalmente ha quedado demostrado que muchas de esas señales de alerta que se dieron eran reales y significaron tener que reflexionar las reformas. O sea, hemos dicho lo que teníamos que decir. En algunos momentos quizás ha faltado mayor fuerza, hemos tenido voces distintas, lo que hace que perdamos fuerza. Pero ahí lo miro más bien desde el desafío que tenemos hoy. Si nosotros somos capaces de tener una actuación conjunta como partido, somos capaces de liderar una coalición de centroizquierda.
El tema es que muchas veces las voces de la DC han sonado más como de oposición que de partidarios del gobierno…
Sin duda se podrían haber hecho mucho mejor las cosas. Pero, muchas veces, y a mí misma me pasó con el planteamiento de que con la DC no se juega, tú utilizas los espacios formales, incluso los semiformales, para hacer un planteamiento, y si no eres escuchado, tienes que decirlo de otra forma. Si hay algo que tenemos que aprender es en la consistencia entre nuestros liderazgos. Eso ha invisibilizado aportes muy buenos que se han hechos desde la DC. Pongo un ejemplo en educación: cuando tienes un acuerdo de todos los diputados y senadores, hemos logrado levantar una voz.
¿Cómo se debiera resolver en esta oportunidad el tema programático de la Nueva Mayoría?
Lo que tenemos que hacer es una discusión previa desde la DC. Vamos a discutir cuáles son para nosotros los ejes fundamentales, los que decimos que son intransables de lo que nosotros imaginamos, de nuestro sueño de país. Hay temas prioritarios que son indiscutidos, cómo nos hacemos cargo de la seguridad de las personas, de la calidad de vida, cómo enfrentamos la delincuencia en el ámbito de la seguridad pública y cómo nos hacemos cargo de los desafíos del envejecimiento, por ejemplo, en el tema de las pensiones, pero también de una sociedad que envejece y donde las probabilidades de ser dependiente son altísimas. Los temas de calidad de vida, de cómo pensamos en una vida que sea más amable para la gente y sobre todo que la decisión sea respecto de la persona. Cuando uno hace una discusión programática, no imagino que volvamos a repetir lo que nos pasó, por ejemplo, en el tema de salud. He sido de las que ha insistido al gobierno en que tenemos que sacar adelante la reforma a la Ley de Isapres, la tengo en tabla, como presidenta de esa comisión. Me parece que es inaceptable que no avancemos, ¿pero qué es lo que pasa ahí? Es que, claro, hay sectores de izquierda que quieren una reforma más profunda y dejamos de lado temas más simples.
¿Cómo ve el escenario presidencial con Sebastián Piñera? No es de las que cree que la derecha tiene la carrera ganada…
Aquí hay un proyecto país que es muy distinto al que encabeza Piñera. Y, por lo tanto, tenemos una responsabilidad de hacer todo lo posible para dar garantía de buen gobierno y de buena política y para ser competitivos. Sebastián Piñera tiene un problema y este no es definir si va a ser candidato o no a la presidencia, sino es si va a estar dispuesto a estar a la altura de lo que los chilenos hoy día esperan de un Presidente y de un candidato presidencial. Me refiero con mucha claridad a los temas de transparencia, a cómo él da garantía de la separación de los intereses de sus negocios con los intereses de la política. Esta no es la misma realidad que él vivió en la elección anterior, hoy día tenemos un estándar mayor y en política tenemos una exigencia mayor, entonces debe decidir entre ser el empresario que juega a la especulación o decide ser el Presidente con la estatura que Chile merece, porque lo que necesitamos es que la gente vuelva a creer en la política.