Todo comenzó el fin de semana. Luego del anuncio del Presidente Donald Trump de prohibir la entrada de inmigrantes y refugiados de siete países de mayoría musulmana, una gran resistencia comenzó a nacer. Hay manifestaciones en las calles. Han criticado a Trump sus propios aliados de partido. Los demócratas, no dudaron en tildar la orden de "discriminatoria" y el lunes presentaron una serie de proyectos de ley para frenar el veto. Y fuera del Congreso, una carta comenzó a circular por el Departamento de Estado y ganó cientos y cientos de adherentes.
La carta "comenzó en Washington. Después se fue a Jakarta. Después a través de Africa. Una versión incluso apareció en Facebook", señala The New York Times. El "cable disidente" del Departamento de Estado tomó fuerza rápidamente. La carta señalaba que la prohibición de Trump no hace al país más fuerte, podría profundizar la amenaza y es una "mala política". Además, aseguran que dañaría al país económicamente ya que los viajeros internacionales inyectan al país alrededor de US$ 250 mil millones, apoyando más de un millón de trabajos.
El lunes, los fiscales generales de 16 estados emitieron la nota y de acuerdo al Times, hasta ayer, la carta había llegado a decenas embajadas en el mundo y 1.000 diplomáticos de EE.UU. la han firmado. Y se espera que el número siga aumentando.
Desde la guerra de Vietnam que se utiliza el sistema de cables disidentes, para que los trabajadores puedan expresar su disconformidad y críticas a los altos cargos diplomáticos sugiriendo soluciones y sin temor a represalias. Los documentos son enviados al Secretario de Estado, en este caso Rex Tillerson -cuya nominación fue confirmada ayer en el Senado-, y los diplomáticos deben recibir una respuesta oficial en un plazo de 60 días. Este método se suele utilizar para temas políticos importantes, no para "quejas como comida mala en la cafetería", señala el Times.
El portavoz de la Casa Blanca Sean Spicer, dijo el lunes que los diplomáticos debían "ajustarse al programa o irse".
El Departamento de Estado tiene 7.600 funcionarios del servicio exterior y 11.000 trabajadores civiles. Según el organismo, los que firman la carta están protegidos de que se tomen represalias, sin embargo, muchos oficiales aseguran que la disidencia es riesgosa.