El veto del gobierno británico a la difusión de las cartas enviadas por el príncipe Carlos al gobierno entre 2004 y 2005 (que había sido autorizada por un tribunal a petición de un periodista), tuvo hoy otra arista al conocerse que entre los destinatarios de las misivas estuvo el ex director de la cadena británica BBC, Mark Thompson, con comentarios a la programación del canal público.

Así lo revela el diario The Daily Telegraph, según el cual la BBC reconoció la existencia de las cartas, pero se negó a difundirlas porque "la reacción de la audiencia (en este caso, el príncipe), incluidas las quejas, críticas y discusiones, a la programación de la BBC" no está sujeta a La Ley de Libertad de Información.

La cadena BBC quiere "mantener un espacio seguro para los organismos públicos para debatir asuntos con la Casa Real fuera del escrutinio público", detalla el Telegraph.

El fiscal general de Inglaterra dijo ayer que había bloqueado la difusión de las 27 misivas, porque la correspondencia del heredero con los diferentes ministerios debía mantenerse confidencial porque formaba parte de "su preparación para reinar". De hacerse pública, agregó, podía quedar dañado el principio de neutralidad que se presupone a todo monarca y perjudicarle en el ejercicio de sus funciones.

Grieve aseguró que, para tomar su decisión, había consultado a miembros del Gobierno antiguos y actuales, entre otras partes interesadas.

El pasado 18 de septiembre, un tribunal londinense dictaminó que el Ejecutivo tenía que hacer públicas esas cartas porque era del interés general "que haya transparencia sobre cómo el príncipe Carlos intenta influir al gobierno".

La corte respaldaba así la petición del periodista de The Guardian Rob Evans, que había reclamado ver esa correspondencia al amparo de la ley de libertad de información, una solicitud que le había denegado anteriormente el llamado comisario británico de Información.