Estados Unidos no se plantea abandonar Afganistán en un futuro próximo "y desde luego no en 2011", afirmó hoy el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, James Jones, acerca de la nueva estrategia para la guerra.
En declaraciones a periodistas extranjeros, Jones indicó que la fecha de 2011, que el Presidente de EE.UU., Barack Obama, anunció como el comienzo de la salida de las tropas de su país, simplemente representa el comienzo de la transición.
"No tenemos intención de abandonar Afganistán en un futuro próximo y desde luego no en 2011", indicó el consejero de Seguridad Nacional, quien a lo largo del proceso para decidir la nueva estrategia ha sido uno de los asesores más influyentes de Obama.
El Presidente estadounidense ha recibido numerosas condenas por anunciar la fecha del comienzo de la salida, que según sus críticos es arbitraria y sólo servirá para alentar a los talibanes, pero Jones subrayó que esa fecha se adoptó basándose "en las recomendaciones de lo que los mandos militares pensaban que se podía lograr".
La nueva estrategia tiene como eje central el envío de 30.000 soldados estadounidenses más, que se sumarán a los cerca de 100.000 de la fuerza internacional en Afganistán, para tratar de echar atrás a los talibanes y acelerar el adiestramiento de las fuerzas afganas.
En julio de 2011, explicó, EE.UU. espera haber logrado "detener el impulso que han cobrado los insurgentes, de modo que podamos comenzar la transición, los afganos puedan asumir más de sus responsabilidades" y las fuerzas estadounidenses "puedan retirar algunos de sus soldados".
En este sentido, saludó el anuncio del secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, que indicó que 25 países de la fuerza internacional en Afganistán enviarán un total de más de 7.000 soldados adicionales, que se sumarán a los refuerzos estadounidenses.
"El aumento significativo de las tropas de la OTAN podrá lograr las condiciones sobre el terreno para que los afganos se hagan cargo de sus responsabilidades", explicó.
A lo largo de los 18 meses próximos, Estados Unidos y los aliados evaluarán constantemente si se logran progresos al ritmo adecuado.
Uno de los principales parámetros para determinar el éxito, indicó, será la desaparición de los refugios con que cuentan los talibanes a lo largo de la frontera con Pakistán, algo para lo que se colaborará con las fuerzas del país vecino.
"Sabremos que las cosas están funcionando si podemos alterar de modo significativo la realidad de los refugios de los insurgentes en la frontera", que definió como un "cáncer" para la región.
Según el consejero de Seguridad Nacional, mientras más pronto desaparezcan los refugios de los talibanes, antes se reducirá la violencia. La destrucción de esos refugios, insistió, representaría "un cambio estratégico para toda la región" y "un problema distinto, mucho más manejable".
Pero la desaparición de los santuarios no será el único parámetro, explicó.
También se examinará la mejora de la gobernabilidad de Afganistán. Estados Unidos buscará reforzar a los ministerios que funcionan y asegurarse de que las 34 provincias del país cuentan con gobernadores competentes.
"Prestaremos más atención a los líderes tribales y locales y nos aseguraremos de que el buen Gobierno se extiende a las comunidades locales de Afganistán", explicó el alto funcionario.
El desarrollo económico, con hincapié en el sector agrícola el más fácil de fomentar y la base tradicional de la economía del país, y el desarrollo de las fuerzas afganas serán otros de los parámetros que se tendrán en cuenta.
El consejero de Seguridad Nacional expresó su convencimiento en que la estrategia puede dar resultado en un país donde históricamente han fracasado todas las invasiones extranjeras.
"Si hacemos nuestro trabajo como debemos, podremos obtener grandes resultados", sostuvo.