"Donde otros lanzan bombas nosotros lanzamos versos". Bajo esta premisa, el colectivo chileno Casagrande ha realizado seis intervenciones poéticas en ciudades que alguna vez fueron escenarios de bombardeos aéreos. Desde 2001 hasta la fecha, Santiago, Guernica (España), Dubrovnik (Croacia), Varsovia (Polonia), Berlín (Alemania) y Londres (Reino Unido), han sido "atacadas" -también desde el cielo- por un grupo de escritores chilenos. Usan armas masivas: literalmente, toneladas de poemas.
Julio Carrasco, Joaquín Prieto y Cristóbal Bianchi se conocieron en 1996 gracias a una beca de la Fundación Pablo Neruda. Tras experimentar con una banda de cumbia fundaron el colectivo Casagrande, al que se sumó Santiago Barcaza. Desde entonces, no hay quien los detenga: editaron una revista gratuita (con el lema "no se vende ni se compra"), instalaron gigantografías en los andenes del metro, le cambiaron el nombre -a través de autoadhesivos- a la avenida 11 de Septiembre, organizaron una sesión de espiritismo para conversar con Pablo Neruda, y bombardearon -por segunda vez en la historia- el palacio de La Moneda.
Marzo de 2001. Mientras la detención de Augusto Pinochet acaparaba la atención mediática, se organizó en Santiago la primera versión del encuentro internacional Chile Poesía. Fue en el marco de dicho evento que los integrantes de Casagrande lanzaron, desde un helicóptero, más 100 mil marcadores de libros con poemas de diversos autores nacionales. La reacción del público los tomó por sorpresa: a los pocos minutos no había un solo marcador en el suelo. "Entonces jamás imaginamos que el proyecto alcanzaría la envergadura que tiene hoy. Lo fuimos descubriendo en el camino", cuenta Cristóbal Bianchi.
Al año siguiente repitieron la experiencia en Dubrovnik. Después fueron a Guernica (2004), Varsovia (2009) y Berlín (2010). La expansión de su proyecto los obligó a introducir pequeñas modificaciones en el formato: en cada ciudad se lanzaron poemas de escritores locales (además de los chilenos) y, a pedido de las autoridades, se reemplazó la palabra "bombardeo" por "lluvia". "Eso demuestra el poder que tienen ciertas palabras. Al recordar un evento trágico de manera bonita surgen, inevitablemente, una serie de dudas y contradicciones", agrega Bianchi.
LA CIMA DEL EVEREST
Esta lluvia de poesías alcanzó dimensiones planetarias el 26 de junio de 2012. Gracias a una invitación del Festival Parnassus, en el marco de los Juegos Olímpicos de Londres, Casagrande lanzó sobre los prados del Jubilee Garden (junto al río Támesis) casi una tonelada de marcadores de libros. ¿El desafío? Incluir un poema de cada uno de los países participantes del encuentro deportivo. En total, convocaron a 48 autores chilenos, 48 británicos y otros 204 poetas de los cinco continentes.
El próximo 5 de junio, los poetas de Casagrande presentarán en el London Literature Festival una publicación que recoge los textos de esos 300 autores internacionales más imágenes inéditas del bombardeo. "Se trata de un proyecto único, pues resume el estado de la poesía contemporánea mundial. Chile figura como anfitrión y todos los poemas se encuentran traducidos al castellano", agrega Julio Carrasco. Los recursos para su impresión se obtuvieron con una campaña virtual de financiamiento colectivo que permitirá que los mil ejemplares circulen gratuitamente.
En forma paralela, Casagrande ya trama nuevas acciones: quieren llevar su lluvia de poemas a Buenos Aires, en abril de 2014, y las ciudades de Hiroshima y Nagasaki el 2015, para la conmemoración de los 70 años del lanzamiento de la bomba atómica. "Es un desafío mayor en términos de logística y recursos, pero llevamos más de una década trabajando para eso. Llegar a Japón sería como alcanzar la cima del Everest", finalizan.