Juan Carlos "Palta" Meléndez hace un alto en la entrevista, después de haber hecho una elaborada argumentación política acerca de temas propios de un candidato. Hablaba con total empoderamiento, como si fuera un político más, sobre salud y educación. Pero en un momento baja el tono para hacer una ironía, transportándose a su rol de imitador. Y comienza a aflorar una entonación lenta, lacónica, al estilo de Pablo Neruda.
—Qué tiene de malo ser comunista, qué tiene de malo ser de la UDI, qué tiene de malo ser democratacristiano, qué tiene de malo ser de Evopoli, qué tiene de malo ser de Renovación Nacional, qué tiene de malo... al fin y al cabo.
En pleno mediodía del martes 14, el reconocido humorista político caminaba por el Paseo Ahumada acompañado de la plana mayor del Partido Radical. Los transeúntes que pasaban a esa hora no entendían mucho. Sólo murmuraban que el que iba por ahí era El Palta, el humorista, el de la tele. Otros más inquisidores e informados lograban entender la escena: el humorista se sentaba en el stand de fichaje de militantes del partido para estampar su firma como adherente. Todo acompañado de una mujer que por un megáfono gritaba a modo de arenga: "Con su firma podremos llevar a Alejandro Guillier a la presidencia de Chile. Por favor, acérquese al módulo. Le damos la bienvenida".
En el momento, uno de esos transeúntes inquisidores e informados exclamó: "Claro, como no tienen militantes, viene a firmar. Es un chiste, así cuándo vamos a tomar en serio la política". Pero nada de lo que allí estaba ocurriendo era un chiste, más bien todo lo contrario. Era todo bien en serio, o al menos casi en serio. Era el comienzo de la vida política del "Palta" Meléndez.
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"Sospechosa la hueá". La frase la decía "Bombo Fica", el humorista de blanco, en la Quinta Vergara en 2012, y a esta altura se ha transformado en un verdadero paradigma. De hecho, esta semana, cuando Daniel Heraldo Fica firmó su militancia en el Partido Comunista, generó esa misma sospecha. Aunque nada pareciera ser tan raro, pues en su juventud ya había formado parte de la colectividad del martillo y la hoz. Sin embargo, esta vez su actuar causó revuelo. Un revuelo que lo tiene algo agobiado, cansado, asombrado. ¿La razones de su fichaje? Una provocación social que se explica con más detención, dice, en su rutina que por estos días está presentando en diversos escenarios del país , paseándose por Santiago, Concepción y La Calera.
Daniel Heraldo Fica como nunca ha debido sortear por estos días entrevistas en paneles políticos en los cuales jamás pensó participar. Se nota sobrepasado. Su apuesta no es ser candidato todavía, sino que generar en la gente la idea de que la política es necesaria como herramienta fundamental. Por ahí apunta su provocación.
—Los partidos políticos están en crisis, la gente no se está inscribiendo. Si no hay legalidad de los partidos, peligra la democracia: ¿Quiénes van a representarnos en el Senado? La gente está arrancando. Mi provocación va a un poco por ahí: cuando todos están arrancando, voy yo y me inscribo. La gente tiene que hacerse responsable de esta democracia, sino la vamos a perder—analiza agudamente el militante PC.
Mientras, el Bombo quiere tomarse las cosas con más risa y levantar el sentido del humor que, asegura, el chileno ha perdido: "Hay una agresividad visceral sin meditar, sin evaluar nada. Ahí es donde tengo que hacer un aporte y ver cómo lo hago a través del espectáculo. Necesito demostrar que esa plataforma es valedera", remata junto con reiterar que su arma principal sigue siendo el humor.