"¡Mandaron una mierda a navegar! ¿Cómo no van a pasar estas cosas? Inauguraron años atrás un submarino pintado por fuera". Aún impactada por el anuncio de la Armada sobre una explosión en el área del último contacto con el ARA San Juan, Itatí Leguizamón, esposa del radarista del desaparecido submarino, no oculta su malestar. La denuncia de la abogada sobre un "desperfecto grave" en 2014 no sólo ha hecho crecer las dudas sobre la reparación de media vida a la que fue sometida la nave, sino también ha dejado al descubierto el grado de deterioro del material bélico de las FF.AA. de Argentina.
Es lo que plantea, por ejemplo, el analista transandino Rosendo Fraga, quien si bien reconoce que el caso del submarino "puede ser un accidente", estima que en el corto plazo se planteará "la cuestión del reequipamiento militar". "Seguramente se abrirá un debate sobre el tema", comentó.
"El drama que estamos viviendo con el ARA San Juan y su tripulación descubre crudamente esta realidad", coincide Irma Argüello, presidente de la Fundación No-proliferación para la Seguridad Global. En un artículo de opinión publicado en el portal Infobae, la experta denuncia "la crónica falta de presupuesto y capacitación para operar con dignidad" que hoy sufren las FF.AA. de ese país. "Esto se ha traducido en aviones y buques que no vuelan ni navegan por falta de mantenimiento y personal sin las horas de entrenamiento imprescindible", asegura Argüello.
Según explica a La Tercera Amanda Lapo, investigadora del programa de análisis militar y de defensa del Instituto International de Estudios Estratégicos (IISS) de Londres, Argentina se posicionó en 2017 como el tercer país con mayor gasto en defensa de América del Sur después de Brasil y Colombia, con un presupuesto de Defensa de US$ 5.718 millones. Pese a ello, Lapo asegura que el inventario de equipos de Argentina "es cada vez más obsoleto, y la modernización se ve obstaculizada parcialmente por fondos limitados".
Una opinión que comparte Miguel Navarro, profesor de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile (ANEPE), quien sostiene que "en general , el equipamiento de las FF.AA. argentinas es muy deficiente". "Las carencias más relevantes son en el ámbito aeronáutico, especialmente aviación de combate propiamente tal", afirma a este medio.
Una situación que ha quedado de manifiesto más de una vez. Por ejemplo, cuando Barack Obama visitó Argentina en marzo de 2016, el Air Force One estuvo acompañado por F-16 de la Fuerza Aérea norteamericana, ya que el país vecino solo podía ofrecer aviones Pucará y Pampa para su defensa aérea.
Al no contar desde diciembre de 2015 con aviones supersónicos capaces de interceptar vuelos hostiles, la Fuerza Aérea argentina evaluó arrendar a su par brasileña aviones F-5 para la defensa aérea de la cumbre del G-20, que se realizará el próximo año en Buenos Aires. Finalmente, el gobierno de Mauricio Macri cerró la compra de cinco Super Étendard Modernise (SEM) al fabricante francés Dassault.
Pero Juan Battaleme, director del Departamento de Gobierno y Relaciones Internacionales de la universidad argentina UADE, dice a La Tercera que "este es un problema mayor que la obsolescencia del equipamiento militar". "El mayor problema en el equipamiento es que es disfuncional, que se encuentra al límite y que para peor se lo emplea con dinámicas y lógicas más cercanas a la guerra de Vietnam. Esta situación con el submarino se suma a la constante pérdida de capacidades por desprogramación, como sucedió con los Mirage, los MB339 y otros aviones", detalla.
En ese sentido, el ex ministro de Defensa de Macri, Julio Martínez, criticó la política que tuvo el gobierno anterior hacia las FF.AA. "Durante la guerra de Malvinas se perdieron 72 aviones, y durante el kirchnerismo se perdieron 100 aviones (...) por falta de mantenimiento, de modernización, repuestos y porque no se invertía", denunció.
"El largo periodo K significó una notoria subinversión en defensa, un deterioro progresivo de los equipos militares y de las remuneraciones del personal militar", concluyó Navarro.