Las declaraciones realizadas por el médico de cabecera de Michael Jackson, Conrad Murray, a la policía dos días después de la muerte del cantante pudieron ser el detonante del cargo de homicidio involuntario en su contra, según publica hoy el diario Los Angeles Times. 

En la mañana del 27 de junio del año pasado, mientras el mundo entero comenzaba a digerir la sorpresiva noticia de la muerte del rey del pop, Murray sostuvo una entrevista de más de tres horas con las autoridades, en donde explicó las circunstancias de su deceso. 

Murray, la última persona que vio al intérprete con vida, llegó ese día al Hotel Ritz Carlton de Marina del Rey, Los Angeles, acompañado por su abogado.

Durante aquella entrevista Murray, de 56 años, confesó a las autoridades que había suministrado el narcótico propofol al cantante y que lo había dejado solo bajo la influencia del medicamento. 

Más de siete meses después de dicha entrevista, sus palabras se han convertido en el eje central de la investigación. 

"Si él no hubiera admitido nada, tendríamos que habernos cuestionado sobre lo que pasó y la fiscalía habría llegado a sus propias conclusiones", señaló al diario Vesna Maras, ex fiscal del condado de Los Angeles. 

De acuerdo con Ed Chernoff, abogado de Murray, su cliente decidió ayudar a las autoridades en ese momento, ya que se encontraba en estado de shock, como el resto del mundo, por la muerte de quien consideraba un amigo. 

Chenoff dijo que Murray, que el lunes se declaró inocente del cargo de homicidio involuntario, tiene a su favor el hecho de que desde un principio ha cooperado con las autoridades. Sin embargo, el letrado sostuvo que los oficiales seleccionaron partes muy específicas de su declaración para juzgarlo y que el contexto general de la entrevista realizada al doctor se ha perdido. 

El abogado señaló además que en el momento en que Murray se identificó como médico del cantante a los paramédicos que intentaron resucitarlo el 25 de junio se convirtió en el principal sospechoso a pesar de haber colaborado con las autoridades. 

En la declaración, Murray admitió haberle suministrado propofol al cantante durante seis semanas para tratar su problema crónico de insomnio. Además señaló que otros doctores lo había tratado en el pasado con el mismo narcótico y que al final estaba preocupado por que el intérprete de "Thriller" fuera adicto al medicamento. 

Según varios expertos consultados por la publicación, la fiscalía centrará su atención en la incoherencia que existe en los testimonios dados por Murray a las autoridades y a los paramédicos respecto a los medicamentos suministrados al artista y respecto al tiempo que lo dejó solo sin atención bajo los efectos del sedante. 

Para probar que hubo homicidio involuntario, la fiscalía debe demostrar que Murray mató a Jackson por haber actuado "sin cautela". 

"La idea de usar propofol para el insomnio es completamente loca. Es como tratar de matar a una mosca con una bomba", aseguró Maras, ex fiscal especializada en el medicamento propofol. 

Por su parte, Ellyn Garofalo, un veterano abogado de defensa, cree que los expertos en el tema se cuestionarán si en realidad fue la dosis suministrada por el galeno lo que mató al cantante. 

Garofalo sostuvo que el equipo de defensa de Murray podría conseguir testimonios de varios médicos que ratifiquen que la cantidad dada al cantante ya se había suministrado sin ninguna consecuencia fatal, lo que comprobaría que Jackson había desarrollado tolerancia al medicamento.