Estaba indignada. Entonces levantó el teléfono y llamó a Barack Obama. "Espiar a los amigos es totalmente inaceptable", le dijo el miércoles la canciller alemana, Angela Merkel, al presidente estadounidense. Ello, luego de que el semanario alemán Der Spiegel revelara que el celular de la jefa del gobierno alemán podría haber sido "pinchado" por el espionaje norteamericano. "No se trata de mí en primer lugar, se trata de todos los ciudadanos. Necesitamos confianza entre socios y ésta se tiene que reconstruir", insistió Merkel, cuya molestia tuvo eco en gran parte de Europa, que reaccionó con igual enojo ante estas maniobras.
"El presidente comprende las preocupaciones y por ello inició una revisión del sistema de recolección de datos por parte de la inteligencia", dijo ayer el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney. El gobierno de Obama dijo también que no espía ni espiará las comunicaciones de Merkel, pero no negó que lo hubiese hecho antes.
Estas declaraciones agitaron las aguas entre Europa y Washington, cuyas relaciones se han deteriorado desde que Edward Snowden -ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y ex analista de la CIA- revelara el modus operandi del espionaje estadounidense a mediados de este año.
El escándalo sobre el celular de Merkel coincidió con la cumbre de mandatarios de la Unión Europea en Bruselas, Bélgica, donde muchos se preguntaban a qué otro alto dirigente podría haber espiado Estados Unidos. Según el diario británico The Guardian, en base a documentos entregados por Snowden -hoy asilado en Rusia-, el aparato de inteligencia norteamericano obtuvo 200 números telefónicos que le permitieron espiar a 35 líderes mundiales.
En Alemania, el tema ha sido especialmente sensible, no sólo porque EE.UU. es un aliado, sino porque recuerda a los métodos de la Stasi, la policía secreta de la comunista Alemania del Este.
Según Der Spiegel, la NSA tiene "prioridades de inteligencias" distintas, de uno a cinco. La categoría uno, la principal, es para países como Rusia e Irán. En un nivel intermedio están Francia y Alemania. Y en el inferior están países que no representan amenazas y naciones aliadas con las que comparten información, como Reino Unido o Canadá.
Ya cuando estalló el caso Snowden, Merkel le pidió explicaciones a Obama, pero en agosto dio el tema por superado y al mes siguiente se enfocó en las elecciones, en las cuales arrasó y consiguió un tercer período.
El gobierno alemán validó lo revelado por Der Spiegel no sólo a través del "telefonazo" de Merkel a Obama, sino porque el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Guido Westerwelle, se reunió ayer con el embajador estadounidense en Berlín, John B. Emerson, cuya convocatoria es un paso inédito tras la posguerra.
También Francia exigió explicaciones esta semana, después de que el diario Le Monde revelara que EE.UU. interceptó 70,3 millones de comunicaciones telefónicas entre diciembre de 2012 y enero de 2013. El periodista británico Glenn Greenwald, a quien Snowden ha entregado información clave, dijo que también se espió a Italia.
EL FANTASMA DE ECHELON
El escándalo recuerda lo que en su momento ocurrió con el caso Echelon, un programa de la NSA capaz de interceptar correos y comunicaciones de voz en todo el mundo a un ritmo de tres mil millones por día y que fue descubierto en 1998.
La indignación europea con EE.UU. se hizo evidente también con el voto de la Eurocámara, que reclama la suspensión de un acuerdo sobre la transferencia de datos bancarios con ese país.
A su vez, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, planteó que es mejor que se suspendan las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre EE.UU. y la Unión Europea.
Anoche, además, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, informó, tras la cumbre europea, que Alemania y Francia impulsan conversaciones con EE.UU. sobre el espionaje, para "hallar un compromiso" antes de fin de año.