Un vuelo desde Dubai con escala en Londres y Sao Paulo. Destino final: Santiago de Chile, 11:30 horas, tras un promedio de 30 a 40 horas de viaje. Esa fue la travesía de Yusuf Islam, más conocido como Cat Stevens, desde su residencia ubicada en los lejanos Emiratos Arabes hasta la capital, a bordo de un vuelo comercial en compañía de su esposa y su hijo, quien además es su manager.

Una visita que lo mantendrá en el país hasta este sábado, un día después de su presentación en el Festival de Viña del Mar, donde tiene la responsabilidad de abrir la jornada final. En el resumen, es el crédito festivalero que más días contará en Chile.

Pese a su extenso trayecto para llegar hasta el sur del planeta, su arribo fue tranquilo, con apenas un par de cámaras capturando su retorno a Santiago, y vestido con un abrigo ligero y una bufanda a juego. Una facha que parecía ajena a los 20 grados que ya se encumbraban en su llegada al aeropuerto capitalino.

Brevemente dedicó un saludo y se dirigió raudo al hotel Hyatt, donde descansó y durmió durante gran parte de la jornada: tras un vuelo que duró más de un día, era necesario un instante de reposo. En el recinto la situación no fue distinta. Tan pronto como descendió del auto, saludó al pequeño grupo que lo esperaba y sólo respondió dos preguntas mientras caminaba hacia la entrada de puertas doradas.

Acerca del escenario sobre el que debutará el viernes 27 señaló que no conoce mucho, "sólo lo poco que he visto en televisión", agregando que la novedad que trae su segundo paso por el país -luego de repletar dos veces el Movistar Arena en  2013- es "mi nuevo disco, el que es mucho más blusero". Con las respuestas de protocolo, desapareció tras los guardias del hotel.

Y lo cierto es que Tell 'em i'm gone, su última producción lanzada en octubre, es una exquisita combinación de letras cargadas de temas que invitan a reflexionar y un estilo claramente inclinado al rhythm and blues, y que llega como novedad al país, pues sus últimas presentaciones fueron en diciembre del año pasado cuando en medio de una gira promocional, que tuvo fechas también en Europa, cantó en EE.UU por primera vez desde 1976.

Pero su temprana llegada al país guarda al menos dos explicaciones: su plan es ajustarse al horario chileno y anular lo más posible el jet lag; y ensayar y volver a tocar con su banda habitual de músicos, a quienes no ve desde hace algunas semanas, cuando culminaron su gira de la temporada anterior.

Sus ensayos empezarán hoy en la tarde y se extenderán hasta mañana y el jueves en un sitio a definir. De hecho, cuando debutó en Chile a fines de 2013, con esos emotivos conciertos repletos en el reducto de Parque O'Higgins, el británico también llegó con varios días de anticipación y ensayó e hizo una prueba de sonido en el mismo lugar.

En su actual estadía, al hombre de Wild world también se le explicará la particular dinámica del certamen, muy distinta a la de un concierto habitual, con animadores, interrupciones, premios y emisión televisiva.