Los niños del Instituto Miguel León Prado posiblemente no saben que juegan hockey por su colegio debido a la iniciativa de una pequeña rebelde llamada Catalina Flores, pero saben bien quién es ella. Porque la niña que un día rechazó el patinaje artístico y fue la primera dama en jugar hockey sobre ruedas en el tradicional establecimiento de San Miguel es actualmente una goleadora, una estrella de su equipo en la liga española, una de las figuras de la nueva cosecha de Marcianitas e incluso es profesora de la disciplina. Y todo eso con 18 años.
"En las debidas proporciones, en la comuna de La Cisterna ella es como Alexis Sánchez en Tocopilla", cuenta su padre, Eduardo Flores. Y rápidamente se nota su estatus de celebridad cuando la cisternina llega al complejo municipal de hockey patín del sector que la vio crecer. Con su ingreso al lugar empiezan las fotos y los niños dejan la pelota para pedir autógrafos en sus sticks y poleras.
Y Cata se da tiempo en atenderlos, porque estuvo en su lugar el 7 de octubre de 2006, cuando celebró el gol del título mundial de Fernanda Urrea en el Gimnasio Olímpico de San Miguel, en el agónico triunfo final por 2-1 ante España en el certamen planetario. En ese tiempo soñaba en ser una profesional, una seleccionada chilena y mucho más, y sus anhelos se están cumpliendo rápidamente.
A los 15 años, la delantera se colgó el bronce en el Mundial de Francia de 2014 y llegó al madrileño Club Las Rozas, de la prestigiosa OK Liga española. En 2016, fue la goleadora del Mundial de Iquique con 12 tantos (junto a la también atacante nacional Francisca Donoso) y migró al Hockey Club Liceo de La Coruña como su principal refuerzo. Y hoy en día, su diario vivir es acelerado como un partido de la selección nacional.
Consciente de ello, ve un apoyo especial en los niños del Hockey Club San Jorge, proyecto familiar que se concretó junto a la municipalidad cisternina y lleva adelante una escuelita con más de 150 niños, en la cual Flores enseña su arte cuando halla tiempo entre sus seis horas diarias de entrenamiento con las Marcianitas y otras actividades en el país.
"Después del Mundial de 2014 hablé con la municipalidad para pedir una cancha (que se inauguró en 2016). Este año se formó la escuelita y aquí es como mi segunda casa. Los niños me entregan todo su cariño y vengo siempre que puedo. Sé que me esperan con los brazos abiertos", cuenta Flores.
Entre viajes de Coruña a Santiago, partidos de la liga de España, estudios de Educación Física en el establecimiento para el cual juega y clases que puede dar cuando viene a Chile, la atacante reconoce que "no esperaba que todo pasara tan rápido". Y también ha sido todo muy intenso, ya que fichó en el año pasado por un equipo que recién subía a la división de honor española y por el cual, según ella, "nadie daba un peso".
"El Liceo es un equipo muy joven y tenía el objetivo de permanecer en la primera división. La idea era muy difícil, pero quise asumir el desafío. Yo soy la más experimentada", agrega.
Por eso se volvió rápidamente la estrella, dejó su función tradicional para hacer de todo un poco (excepto atajar) y, aun así, anotó 16 goles en 26 partidos. De la mano de Cata, el equipo permaneció en la OK Liga. Y también con su ayuda, Estudiantil San Miguel ganó el Apertura de la Liga de Honor chilena: ella anotó los dos tantos del 2-1 ante San Agustín en el tercer partido de la final.
"Los tres mayores objetivos que tracé para mi carrera son llegar a la selección, ser la mejor del mundo y ser campeona mundial", detalla Flores, quien ya cumplió el primero. El segundo sigue lejos, pero ya es una de las referentes del recambio de las Marcianitas. "Sé que estoy entre las principales jugadoras de la nueva generación y que algunas eventualmente se retirarán, pero no lo tomo con presión", dice.
Finalmente, la meta de levantar una copa planetaria (que vio como espectadora en 2006) es más cercana. En el hockey de los Juegos Mundiales de Patinaje de China, en el cual la Selección debutará el 27 de agosto, buscará el título con el agrio recuerdo de la cita del año pasado. En esa ocasión, Chile cayó en un agónico 2-3 ante Francia y terminó quinto.
"Es una espina que todas tenemos clavada. El deporte es muy injusto, pero sí o sí nos irá mejor en este Mundial. Esperamos sacarla esta vez", plantea la ariete con la convicción de que puede ir más allá, porque en su mente hay otro deseo: ganar más de un título del mundo. Una meta ambiciosa, ya que entonces sería una de las mayores Marcianitas de la historia.