El gobierno de Cataluña puso en marcha hoy la maquinaria para celebrar el referéndum independentista fijado para el 9 de noviembre, a pesar de la oposición del gobierno de Rajoy, que lo impugnará el lunes ante el Tribunal Constitucional.

Un día después de convocar la consulta, el Ejecutivo de la región del noreste de España presentó el dispositivo logístico de la votación a la que están llamados 5,4 millones de catalanes.

Según informó en rueda de prensa la vicepresidenta del gobierno regional, Joana Ortega, se prevé la instalación de 8.130 mesas electorales en 2.718 locales. En total, habrá más de 10.000 urnas con papeletas disponibles en catalán y español. 

Los ayuntamientos de la región tienen ahora diez días para dar el visto bueno o rechazar su participación. En caso de que así lo hagan, se buscará un espacio alternativo para instalar las urnas.

El presidente del gobierno regional, Artur Mas, firmó el sábado el decreto de convocatoria del referéndum en un acto institucional en el que estuvieron presentes autoridades catalanas y los dirigentes de algunos de los partidos que apoyan la consulta en la región.

Poco después, el gobierno de Rajoy anunciaba el inicio de los trámites para recurrir la convocatoria ante el Tribunal Constitucional. Los recursos se presentarán previsiblemente el lunes tras la celebración de un consejo de ministros extraordinario.

Según el decreto firmado el sábado por Mas, están llamados a votar el 9 de noviembre todos los catalanes mayores de 16 años y los residentes que lo soliciten, siempre que cumplan con un tiempo mínimo de empadronamiento (un año en el caso de los ciudadanos de la Unión Europea y tres en el resto).

También podrán participar los catalanes residentes en el extranjero e inscritos en un registro del gobierno regional.

Cataluna es, con 7,5 millones de habitantes, la región más fuerte económicamente de España aunque también una de las más endeudadas. 

La fuerza del independentismo aumentó allí en los últimos años, aunque el porcentaje de ciudadanos a favor de la secesión no está claro. Las encuestas van desde el 35 al 55 por ciento, pero todas muestran que una mayoría quiere votar sobre su futuro.