El gobierno catalán de Artur Mas, que  intentó por todos los medios mantener su prometida consulta independentista el  9 de noviembre, renunció finalmente a ella este lunes, frente a la oposición de  Madrid y a su impugnación ante la justicia por considerla anticonstitucional.

Ante esta situación, el presidente catalán volvió a reunir este lunes a las cuatro formaciones que apoyaban el referéndum -CiU, ERC, ICV y CUP- en un  cónclave a puerta cerrada en Barcelona, al que no se convocó a los medios.

Tras más de seis horas de reunión, el líder del partido de izquierda  ecologista ICV Joan Herrera, fue el primero en anunciar la renuncia, "el gobierno ha constatado que la consulta no se puede hacer", declaró  Herrera. Agregando que el ejecutivo de Mas "hará una propuesta mañana" alternativa al referéndum,  agregó Herrera.  

Este podría ser la organización de un sucedáneo de consulta definido  vagamente con el nombre "proceso participativo", según un comunicado de la izquierda independentista Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), que apostó por la declaración unilateral de independencia.

"Advertimos de que sólo hay un camino: un parlamento (regional) que  haga una declaración de independencia inmediata y la apertura de un proceso  constituyente", dijeron en el comunicado.

El presidente catalán había advertido anteriormente de que convocaría  elecciones anticipadas si la consulta no era posible, una opción que pareció  descartar en las últimas semanas dada la imposibilidad de convencer a sus  aliados de ERC de formar una lista única a favor de la independencia. 

A diferencia del gobierno británico, que el 18 de septiembre permitió votar  a los escoceses en un referéndum en que ganó el "no", el ejecutivo español de  Mariano Rajoy se opone férreamente a la consulta catalana, aunque no sea  vinculante, por considerar que vulnera la soberanía nacional.