El ritmo frenético, la presión alta, la intensidad no siempre pagan. Es cierto que Universidad Católica jugaba de visita, pero, ante Audax Italiano, tenía la gran ocasión de quedar, al menos provisoriamente, como puntera del torneo de Clausura. Sin embargo, los dirigidos por Mario Salas lograron un empate que, a la luz de la evidencia, no resulta del todo negativo. Es que los floridanos plantearon un duelo inteligente, combatiendo la vehemencia cruzada con herramientas similares a las que propone la visita. Finalmente, la igualdad 1-1 terminó haciendo justicia para ambos.

Es que Jorge Pellicer supo leer el juego de la UC, y sus jugadores supieron neutralizar, al menos parcialmente, el libreto de los estudiantiles. De hecho, el primer tiempo, se repartieron oportunidades frente a la portería rival.

Antes del cuarto de hora, Católica tuvo en la cabeza de Walter Ibáñez y en los pies de Erick Pulgar y Roberto Gutiérrez ocasiones de gol. Por su parte, en jugadas calcadas (desborde por derecha de Bryan Carrasco, centro a la carrera y conexión con Marcos Pol) sumaba dos  remates en el travesaño, a los 20 y 27 minutos.

Pero la tercera fue la vencida para el centrodelantero itálico. Esta vez, la jugada fue por la izquierda. Diego Valdés encontró al goleador, quien esta vez no desperdició la ocasión.

Duelo parejo. Parejísimo. La ventaja audina no parecía del todo justa. Por eso, la UC aceleró aún más, aprovechando el buen momento de Mark González y la paulatina mejora de Darío Botinelli. Fue así como en una rápida maniobra, en que la ofensiva cruzada abanicó el balón de derecha a izquierda con vértigo, para encontrar al zurdo alero, quien centró con precisión para que un solitario Pájaro pusiera el empate de cabeza.

En la segunda mitad, Católica fue a buscar sistemáticamente con más gente el triunfo. Además, se vieron ayudados por el error de Valdés, quien se hizo expulsar cuando bajó a Botinelli, cuando el argentino se iba en contragolpe y, para evitar el mano a mano con Jaime Bravo, optó por la falta. Fue roja directa para el defensor verde.

Audax, por su parte, se asomaba cada vez más esporádicamente a un Fabián Cerda que se fue afirmando en el arco visitante en la medida que transcurría el partido. Básicamente, aprovechando los balones detenidos. Aunque eso no fue suficiente para amagar a un cuadro que, por fin, se vio más equilibrado defensivamente ante un rival que lo apremió a ratos.

El vértigo y la presión cruzada, esta vez, no fue suficiente. Mostró ciertas mejoras atrás. Durante el primer tiempo, parecía que la contundencia ofensiva que ha mostrado haría que el triunfo llegara indefectiblemente. Pero no fue así. Sam Bravo respondió en los momentos complicados. Rafael Olarra lideró una defensa local que se replegó eficientemente con uno menos, y eso bastó para amargar la noche de un cuadro católico al que le sobra hambre, pero hoy careció de puntería o suerte.